No se sabe si el PP padecerá estrés postraumático en el futuro,
de momento lo único que manifiesta por boca de su presidente es un
trauma postelectoral que le impide hacerse cargo de la realidad y que
achaca su fracaso en las pasada elecciones a la crisis económica y a su
falta de pedagogía, cuando, en realidad, la ciudadanía les ha retirado
su confianza tanto por su incumplimiento de lo prometido como por la
injusticia en el reparto de las consecuencias de la crisis, para lo cual las explicaciones sobran y si realmente se produjeran sería peor para el PP.
O
eso, o nos estamos calentando la cabeza con metáforas médicas cuando la
realidad es mucho más sencilla: Mariano Rajoy no es de éste mundo. Y
menos de éste país.
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