Por si alguien no lo había entendido, desde la CEOE nos lo recuerdan -a
los partidos y a los ciudadanos- una cosa son las campañas y los
eslóganes y otra la gestión en los despachos, donde todo tiene un
coste: una forma no muy disimulada de decir que ya nos hemos
entretenido un rato con ésto de la democracia y los votos y ahora lo que
toca es estar a lo que nos mande esa élite que nadie elige pero que
todo lo controla, obedeciendo lo que dicte el Gran Hermano Capitalista. (Me he traspuesto un momento y me he visto dentro del cerebro del presidente de CEOE -no es que hubiera mucho en que entretenerse en aquella gigantesca oquedad- al que había ido sólo por comprobar si, tras asegurar el señor Rosell que la patronal no puede elegir a los que gobiernan, me encontraba con la palabra -o el pensamiento- todavía).
Lógicamente, el señor Rosell habla en nombre de esa reducida -pero
ubicua- élite que no entiende mucho más allá de números, porcentajes y
ganancias, pero estando de acuerdo con que todo tiene un coste de lo
que se trata, precisamente, es de establecer un orden para la gestión de los recursos:
antes los ciudadanos que los bancos, antes la sanidad y la educación que
las ganancias de las empresas. Eso es -o debería ser- la política:
priorizar en beneficio de la ciudadanía.
No hay comentarios :
Publicar un comentario