En
una recomendable serie de televisión, The wire, basada en los bajos
fondos y el mundo de la droga en Baltimore -ahora tan de actualidad, por
motivos semejantes- los pequeños traficantes cuentan los billetes
procedentes del menudeo de la droga para acabar amasándolos en un rollo
característico; idéntico procedimiento de recuento contable se produce
al llegar los rollos a los jefes del clan, que acaban ordenándolo en
montones que supongo que acabarán traduciendo a billetes mayores aunque
sólo sea por comodidad de manejo.
Billetes
grandes, los Bin Laden -esos que pocos han visto- de 500 euros, son
los que debía contar Alfonso Rus pues se le oye ir rápidamente de mil en mil euros
hasta 12.000, que al final él mismo traduce a pesetas, por si no nos
habíamos enterado que estaba contando euros: dos millones de pelas. El
nivel de Alfonso Rus y el de un capo de la droga en el Baltimore de The Wire muy
semejantes, con la salvedad de que en ella los traficantes pagan a los
políticos, no acaparan ellos mismos ambos papeles: la división del
trabajo es uno de los pilares fundamentales del capitalismo.
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