Hace exactamente un siglo, un José Ortega y Gasset de treinta y dos años,
fundador y primer director de la revista "España" (publicada entre 1915 y
1924) se dirigía desde ella a sus lectores con frases tan directas cómo ésta: El desprestigio
radical de todos los aparatos de la vida pública es el hecho soberano,
el hecho máximo que envuelve nuestra vida cotidiana. Todos sentimos que
esa España oficial dentro de la cual o bajo la cual vivimos no es la
España nuestra sino una España de alucionación y de inepcia o bien: esta
experiencia de que existe una gran comunidad de gentes gravemente
enojadas -toda una España nueva que siente encono contra otra España
fermentada, podrida- ha hecho surgir en nosostros la esperanza, para
acabar apelando al pueblo soberano: si nuestro pueblo ha perdido su fé
en todos los institutos oficiales, hace falta que la cobre en sí mismo.
Dejando
a un lado las diferencias entre la terminología de la época y la actual
-con evidente ventaja en cuanto a riqueza y precisión en la de Ortega-
podríamos pensar en una España hibernando desde 1915, tan aplicables son
sus reflexiones a la España de hoy. En fin, que si veinte años no es
nada, como dice el tango, cien tampoco parecen gran cosa. Sobre todo en
éste país.
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