jueves, 9 de abril de 2015

Democracias

Recientemente Esperanza Aguirre, sempiterna practicante de todos y cada uno de los once principios de la propaganda atribuídos a Goebbels, nos informaba de que el posible triunfo de Podemos significaría el fin de la democracia occidental tal como la conocemos, aunque yo creo que la democracia de éste país tampoco es como para tirar cohetes, por muy a occidente que estemos.
Poco después, en la reunión de la Junta Directiva del PP, su preclaro e indiscutido líder, Mariano Rajoy, clausuró el evento afirmando no voy a hacer ningún llamamiento a la unidad porque este es un partido unido -afirmación que fué ratificada por un prolongado y unánime aplauso al más puro estilo franquista o soviético- y ninguno de los numerosos directivos del PP allí presentes osó despegar los labios para formular la más mínima observación o expresar un atisbo de autocrítica tras los malos resultados del PP en Andalucía: silencio absoluto. Esta debe ser la democracia que Esperanza Aguirre nos propone; algunos también la recordamos: se llamaba democracia orgánica.

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