No
salgo de mi asombro al oír, a escasos diez años del estallido de la
burbuja inmobiliaria en éste país, que una salida de la crisis
sería...promover de nuevo la construcción de viviendas. No sólo es que
seamos líderes europeos de vivienda sin ocupar -casi tres millones y
medio- es que ¿quien las compraría en las actuales circunstancias?.
Subyace
en esa disparatada propuesta de huída hacia delante, la falta de un
verdadero modelo económico y estratégico, algo que de no abordarse
seriamente y con urgencia, comprometerá nuestro futuro de forma
irremediable. Eramos hasta hace bien poco líderes mundiales en
investigación y desarrollo de energías limpias; intereses económicos
evidentes han desmontado ésta industria autóctona y de prometedor
futuro; tenemos la generación mejor formada de nuestra historia, pero
nuestros jóvenes se ven forzados a emigrar a otros países que aprovecharán su talento y la formación que en ellos invirtió éste país.
Mientras no nos planteemos todo ello de forma global será que queremos apostar por continuar siendo para siempre un país de sol y camareros.
Mientras no nos planteemos todo ello de forma global será que queremos apostar por continuar siendo para siempre un país de sol y camareros.
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