martes, 21 de abril de 2015

Abogados del Estado

Comenzó a resquebrajarse mi respeto hacia el Cuerpo de Abogados del Estado -a cuyos integrantes yo suponía por igual, casi míticamente, listísimos y cultísimos- cuando la secretaria general del PP intentó explicarnos a todos los españoles aquello del finiquito en diferido de Luis Bárcenas; tanto es así, que intenté explicármelo, yo a mi vez, suponiendo que María Dolores de Cospedal había desayunado mal ese día, o que estaba bajo fuerte medicación. Ahora, en plena campaña electoral, e intentando "arropar" al candidato extremeño Monago, la señora Cospedal ha afirmado, impertérrita, encantada de estar aquí, en las Hurdes, en Andalucía, lo cual ha debido dejar a extremeños y andaluces irritados y descolocados -geográficamente- a partes iguales y ha superado con creces aquél ¡viva Honduras! -en El Salvador- de Federico Trillo como ministro de Defensa.
En fin, que ya nada es lo que era, o lo que yo creía que era; ni los abogados del Estado.

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