Citó varias veces Juan Goytisolo a Cervantes en el breve discurso
pronunciado al recoger el premio que lleva su nombre; pero no de forma
académica, sino para centrarse en ese Cervantes dolorido pero rebelde
tan en la línea de su propio personaje, Don Quijote, obligado a alancear
injusticias en forma de molinos, más sólidos e indestructibles que
verdaderos gigantes. Y citó también, de forma significativa, a varios
escritores semejantes a Cervantes en cuanto que malditos, marginados,
incomprendidos, aparentemente derrotados -Pessoa, Cernuda, Azaña-
seguramente deseando -quizá de forma inconsciente- añadirse él mismo a
esa lista de voces necesarias por lúcidas y auténticas, aunque incomoden
a veces; tanto más necesarias si incomodan. Con su suave voz y la espalda
encorvada por los años, Juan Goytisolo expresó, con claridad y
contundencia, que observando la realidad que nos rodea las razones para
indignarse son múltiples y el escritor no puede ignorarlas sin
traicionarse a sí mismo, para finalizar sus palabras afirmando los
contaminados por nuestro primer escritor no nos resignamos a la
injusticia; nadie debe resignarse a ella, ya sean gigantes o molinos.
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