Cosa es una palabra que sirve para muchas cosas -como acabo de
demostrar- aunque sea bastante inconcreta. Sin embargo, esas deben ser las
dos cualidades por las cuales el señor presidente del gobierno la
utiliza tan a menudo: su polivalencia y su ambigüedad. Dos
ejemplos: todo es falso salvo alguna cosa y, últimamente, después de
los malos resultados del PP en las elecciones en Andalucía, es evidente
que hay que corregir cosas. En el primero, y por si no fuera
suficientemente ambigua la cosa, se añade alguna, con lo cual es
dificilísimo llegar a saber lo que es falso, pero todo parece que no; un
lío. En el segundo, para que fuera evidente deberíamos conocer que
cosas son esas, de lo contrario lo que sí es evidente es que nos
quedamos sin saber qué es lo que hay que corregir (y mejor no indagar
sobre quién, cómo y cuando deberían hacerlo).
Lástima que nadie le haya informado al señor Rajoy -él parece no haberse percatado- de que una utilización tan frecuente de esa palabra tan polisémica sea lo más parecido a no decir nada.
Lástima que nadie le haya informado al señor Rajoy -él parece no haberse percatado- de que una utilización tan frecuente de esa palabra tan polisémica sea lo más parecido a no decir nada.
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