Cargadísimo de razón y de lo que él supone que es sentido común, defiende Mariano Rajoy su reforma laboral diciendo que "estamos en 2012" y que había que "hacer algo", razones ambas que para él deben suponer la prueba del algodón en lo que a gestión "justa, necesaria y equilibrada" del mercado laboral se refiere. Algo había que hacer, desde luego, pero en modo alguno lo que el PP ha promovido con una reforma laboral a medida de los empresarios de éste país -y casi, casi, al gusto del señor Roig, propietario de Mercadona- y por la cual hasta las entidades dedicadas a la búsqueda de trabajo pasan a manos privadas, como un negocio más.
En los tiempos en que hice el servicio militar en el campamento de Alcalá de Henares, había un famoso teniente Padilla que se encargaba de "traducir" las habilidades personales de cada uno de los reclutas para adecuarlas a las labores de mantenimiento de las instalaciones. Así, cuando solicitaba un voluntario que supiera idiomas, el incauto políglota acababa cuidando a los cerdos, lo que el teniente justificaba porque no había quien se entendiera con ellos; por el mismo procedimiento, los conductores acababan conduciendo una carretilla y los electricistas -que solicitaba específicamente de alta y baja tensión- acababan podando los árboles y la hierba, respectivamente.
Algo parecido ocurre con las imposibles justificaciones del gobierno a su reforma laboral cuando, por ejemplo, oímos a la ministra Báñez decir que se ha acabado con el despido express -ahora ya no es necesario- o el propio presidente afirmando que "esta es la reforma laboral que necesita España para crear empleo", cuando lo que la reforma laboral lo que evidentemente facilita y procura es el despido por multitud de causas, todas ellas a juicio del propio empresario. ¡Que sería de nosotros sin estos "traductores" de la realidad!.
En los tiempos en que hice el servicio militar en el campamento de Alcalá de Henares, había un famoso teniente Padilla que se encargaba de "traducir" las habilidades personales de cada uno de los reclutas para adecuarlas a las labores de mantenimiento de las instalaciones. Así, cuando solicitaba un voluntario que supiera idiomas, el incauto políglota acababa cuidando a los cerdos, lo que el teniente justificaba porque no había quien se entendiera con ellos; por el mismo procedimiento, los conductores acababan conduciendo una carretilla y los electricistas -que solicitaba específicamente de alta y baja tensión- acababan podando los árboles y la hierba, respectivamente.
Algo parecido ocurre con las imposibles justificaciones del gobierno a su reforma laboral cuando, por ejemplo, oímos a la ministra Báñez decir que se ha acabado con el despido express -ahora ya no es necesario- o el propio presidente afirmando que "esta es la reforma laboral que necesita España para crear empleo", cuando lo que la reforma laboral lo que evidentemente facilita y procura es el despido por multitud de causas, todas ellas a juicio del propio empresario. ¡Que sería de nosotros sin estos "traductores" de la realidad!.
Dicen que el tal teniente padilla mato a un soldado de una patada en los testículos. Ese tal teniente era muy conocido en el cir n°2 de Alcalá de henares en la época de mi padre que ahora el tiene mas de 67 años
ResponderEliminarEso se rumoreaba. La verdad es que conociéndole no extrañaba. Eran otros tiempos que, afortunadamente, los de vuestra generación sólo conocéis de oídas. Aunque al paso que vamos....
ResponderEliminarfamoso teniente Padilla en el 1978 muchos arrestos muchas cocina y un día con los cerdos. con el tiempo las cosas se ven mejor. no era todo tan malo como lo pintan ahora
ResponderEliminar...supongo que con el tiempo te quedas con lo bueno...
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