I
Por fin ha llegado el señor Gallardón al lugar que le corresponde; tras ejercer muchos años de verso suelto o de progre de derechas sin que ello le reportara la retribución política de la que claramente se sentía acreedor, por fin lo vemos de Ministro de Justicia. Y ya en su sitio puede renunciar a coyunturales caretas que seguramente no hacían más que molestarle.
Por fin ha llegado el señor Gallardón al lugar que le corresponde; tras ejercer muchos años de verso suelto o de progre de derechas sin que ello le reportara la retribución política de la que claramente se sentía acreedor, por fin lo vemos de Ministro de Justicia. Y ya en su sitio puede renunciar a coyunturales caretas que seguramente no hacían más que molestarle.
Así, desde su actual cargo y a cuento de los derechos de la mujer, antes que alentar formas legislativas efectivas para procurar su equiparación con el hombre en tantos temas sociales y laborales en los que es evidente que se avanza muy lentamente, el señor Gallardón se ha lanzado con todas sus fuerzas a proteger "el derecho reproductivo" de las mujeres, cuya vulneración es el origen, según nos dice, de muchos de los abortos que se producen en este país, con perlas tales como: "muchas mujeres ven violentado su derecho a ser madres por las presiones del entorno" o "se genera una violencia de género estructural por el mero derecho al embarazo", y "muchas mujeres ven violentado su derecho a ser madres por la presión que generan a su alrededor determinadas estructuras". Ha rematado asegurando que el Gobierno defenderá "el derecho reproductivo por excelencia de la mujer, que es el derecho a la maternidad". Tal cual.
Habría que recordar que la principal presión del entorno ante hipotéticas madres es la inseguridad -o la inexistencia- de una retribución y un trabajo dignos, ya sea propio o de la pareja, que la violencia "estructural" la desarrollan, en primer lugar, los empresarios ante el hecho del embarazo de la mujer como una forma más de precarizar el mercado laboral, y sobre todo, que el "derecho a la maternidad" -y a la "paternidad"- son subsidiarios de otros derechos más prioritarios, generales y perentorios -al trabajo, y a la educación, por ejemplo- y que están en franco retroceso como tales derechos actualmente: ahí sí tiene el señor Gallardón un depósito casi inagotable de objetivos para su Ministerio.
Ha sido inevitable que la perorata "maternalista" del señor Gallardón me haya hecho recordar la película de Monty Python El sentido de la vida en su descripción de una familia católica irlandesa como fuente inagotable de mano de obra barata, inculta y semiesclava, ya de nacimiento.
II
El señor ministro de Justicia, y a cuento de los derechos de la mujer, antes que alentar reformas legislativas para procurar su equiparación con el hombre en tantos temas sociales y laborales en los que es evidente que se avanza muy lentamente, se ha lanzado con todas sus fuerzas a proteger "el derecho reproductivo" de las mujeres, cuya vulneración es el origen, según nos dice, de muchos de los abortos que se producen en este país. Remató el señor Gallardón su larga perorata "maternalista" -en la cual muchos nos hemos perdido, estructural y totalmente- afirmando que el Gobierno del que forma parte defenderá "el derecho reproductivo por excelencia de la mujer, que es el derecho a la maternidad".
Ha sido inevitable que la perorata "maternalista" del señor Gallardón me haya hecho recordar la película de Monty Python El sentido de la vida en su descripción de una familia católica irlandesa como fuente inagotable de mano de obra barata, inculta y semiesclava, ya de nacimiento.
II
El señor ministro de Justicia, y a cuento de los derechos de la mujer, antes que alentar reformas legislativas para procurar su equiparación con el hombre en tantos temas sociales y laborales en los que es evidente que se avanza muy lentamente, se ha lanzado con todas sus fuerzas a proteger "el derecho reproductivo" de las mujeres, cuya vulneración es el origen, según nos dice, de muchos de los abortos que se producen en este país. Remató el señor Gallardón su larga perorata "maternalista" -en la cual muchos nos hemos perdido, estructural y totalmente- afirmando que el Gobierno del que forma parte defenderá "el derecho reproductivo por excelencia de la mujer, que es el derecho a la maternidad".
Habría que recordar que en este país, relativamente laico, y aún en contra seguramente de la opinión de la jerarquía católica, es admitido que el derecho al aborto -proeleccion o pro-choice en inglés- es también un derecho reproductivo, de hecho éste es el derecho prioritario -no sé si excelente- ya que supone el derecho de los padres -y específicamente de la madre- a decidir si desean tener hijos o no. Igualmente hay que tener presente que el respeto del mencionado derecho al aborto no implica la adopción de una postura proabortista, si no que la proeleccion, al considerar el aborto como una cuestión puramente individual, defiende que resulta insostenible jurídicamente tanto el aborto forzado como la prohibición del mismo. No sé si eso es lo que defiende el señor ministro de Justicia, o todo lo contrario.
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