La secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, que tenía oxidados algunos de los once principios de la propaganda de Goebbels desde aquella denuncia suya en el chiringuito, se ha puesto de nuevo a ello con ocasión de la reforma laboral impuesta por el PP, pero en seguida se ha dado cuenta que no le bastaban con los once principios y ha ido generando, sobre la marcha, un corolario general para corroborar la que muchos consideran la idea esencial que inspiró a aquél genio de la demagogia nazi: la verdad es lo que se escoge creer.
Con ese propósito -el de que nos demos cuenta de la verdad, por propia elección- la señora de Cospedal nos informa de que "la reforma gusta mucho a los que no tienen empleo y quieren trabajar", o de que, coincidiendo con la opinión del propietario de Mercadona, "en España hace falta trabajar más", aunque, por supuesto, sin contestar a la pregunta incómoda: ¿cobrando menos?. También nos informa de que en la Comunidad que preside "no se han recortado en sanidad, servicios sociales o educación", porque "una cosa son los derechos sociales y otra los privilegios". "Así son las cosas y así se las hemos contado", que diría el irrepetible Buruaga. O "no hay peor ciego que el que no quiere ver" que diría algún escéptico irredento.
Con ese propósito -el de que nos demos cuenta de la verdad, por propia elección- la señora de Cospedal nos informa de que "la reforma gusta mucho a los que no tienen empleo y quieren trabajar", o de que, coincidiendo con la opinión del propietario de Mercadona, "en España hace falta trabajar más", aunque, por supuesto, sin contestar a la pregunta incómoda: ¿cobrando menos?. También nos informa de que en la Comunidad que preside "no se han recortado en sanidad, servicios sociales o educación", porque "una cosa son los derechos sociales y otra los privilegios". "Así son las cosas y así se las hemos contado", que diría el irrepetible Buruaga. O "no hay peor ciego que el que no quiere ver" que diría algún escéptico irredento.
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