domingo, 30 de mayo de 2021

En el entreacto con Robert Saville

...hemos aprovechado el entreacto de la obra que hoy se estrena, El bufón circunspecto, para hablar con su autor en esta breve entrevista; el señor Saville ha accedido amablemente a nuestra solicitud sin renunciar a su martini  seco -según la fórmula de Churchill, nos aclara- mientras responde a nuestras preguntas:

-En primer lugar, el título de la obra; ¿no le parece un poco rebuscado, sobre todo el uso de la difícil palabra circunspecto?

-Existe toda una teoría sobre la elección de nombres y títulos; hay quien opina -como yo- que se recuerdan con más facilidad nombres y títulos difíciles (las cursivas son nuestras), precisamente por serlo. Yo, que últimamente pongo a prueba a mi memoria visualizando e intentando nombrar sucesivamente actores y actrices famosos, recuerdo con más facilidad a Bárbara Stanwyck, Elizabeth Montgomery o Clark Gable que a Alan Ladd, Cary Grant o Gary Cooper, por ejemplo. El nombre provisional de la obra cuando comencé a escribirla y en sucesivos borradores fué El bufón formalito, título finalmente desechado porque el significado de formalito tendría difícil traducción a otros idiomas y yo aspiro a que mi obra se traduzca y se difunda internacionalmente.

-¿bufón? ¿en qué sentido es un bufón el protagonista? 

-Todos somos, en cierta manera manera, bufones en éste gigantesco guiñol que es la sociedad, marionetas cuyo máximo grado de libertad consiste en nombrar  burlonamente todos los males que nos afligen sin ser capaces, ni mínimamente, de intentar resolverlos, de intentar cambiar la realidad; revolucionarios de café (de cafetería, si queremos ser más precisos). Bertand Rusell afirmaba que ese deseo de cambiar radicalmente el mundo es natural en un joven de 16 años pero que habría que dudar de la estabilidad mental de alguien que sostuviera la misma actitud a los 40; creo que lo que ocurre finalmente es que todos sostenemos por nostalgia la figura de ese revolucionario que la mayoría llevamos dentro, pero cada vez más deformado, silenciado, humillado, vencido; en fin, revolucionario válido sólo para  una caricatura: toda nuestra ansia de cambio queda reducida a nombrar la verdad de cuando en cuando, como para preservar de alguna manera la posibilidad de su existencia y espetársela a los demás y a nosotros mismos, a veces de forma inconveniente y extemporánea, como es fama que era la misión de los bufones en la corte.

-Según ésto, entiendo que circunspecto se refiere a que siendo bufones ni siquiera podemos utilizar lo grosero, grotesco o soez, si no que debemos guardar las formas; las formas socialmente establecidas...

-Exactamente. Hace tiempo que la sociedad discurre y se desarrolla bajo dos normas primordiales y básicas: la preservación de la ignorancia para una mayoría y la autocensura para todos aquellos que por elección propia o por diversas circunstancias y experiencias han salido parcialmente de ella. Añádase a ésto -citando de nuevo a Bertrand Rusell- que gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas.

-Parece que la representación continúa; gracias señor Saville...

lunes, 17 de mayo de 2021

Tempus fugit

 

 

 

 

 

 

 

Ese tiempo vacío, de espera,
abundante  y espeso;
ese tiempo de sucesos, contrariedades y alegrías,
breve, incandescente, incomprensible;
el tiempo, sólo el tiempo, 
me angustia, me mortifica, me ocupa;  
que sólo mis quimeras
hacen que olvide el tiempo por un tiempo,
en ese nebuloso entretiempo de lo cotidiano.
El tiempo, sólo el tiempo 
ha de acabar conmigo
en el sarcasmo final: muerto por alguien que huye.

 

 

 

 

 

 

 

Mono no aware

domingo, 16 de mayo de 2021

Milagros

Recorriendo todas las acepciones para la palabra milagro en el diccionario de la RAE no logro encuadrar en ninguna de ellas la reciente solicitud de Manuela Carmena a San Isidro: un milagro civil.

Para comenzar, no me parece ni medio bien esto de solicitar ayuda al más allá -como la ex-ministra de Trabajo, Fátima Báñez, agradeciendo que la Virgen del Rocío echara un capote (¡taurómaca Virgen, cómo no!), o el ex-ministro Fernández Díaz haciendo uso mundano de Marcelo, su ángel custodio- desde cargos políticos que han sido elegidos para trabajar en la solución de problemas del más acá por medios puramente humanos; lo contrario sería -me parece- jugar con ventaja (si esas ayudas extraordinarias y milagrosas fueran posibles). Y para continuar -por precisar la terminología-: milagro civil sería lo contrario a milagro militar (del que no existe precedente conocido); me parece que lo contrario a milagro religioso, como corresponde a un milagro solicitado a San Isidro, sería milagro laico que, no obstante, resulta todo un oxímoron.

Eso en cuanto a las formas de la petición de la ex-alcaldesa Carmena a San Isidro; pero más grave es el contenido de la propia petición por considerar solucionable sólo por medios sobrehumanos -divinos, más bien- el hecho de escuchar al otro; yo creo -a pesar de nuestra tradición e idiosincrasia- que eso se soluciona simplemente con educación y cultura. Y más grave aún cuando dice que hay que implantar una vida política sin estructuras sectarias y en la que se aplauda a quien tenga la mejor idea, venga de donde venga, porque ello implica la radical negación de la dialéctica propia entre ideologías e intereses contrapuestos propios de toda sociedad: está preconizando algo tan totalitario y antidemocrático como el Pensamiento Único; sin dialéctica no sirve de nada escuchar: se trataría de un monólogo. Y lo cierto es que entre el sectarismo y el Pensamiento Único hay un amplio campo en donde se supone que debe discurrir la democracia como medio de solucionar problemas terrenales; o sea, lo que también ha solicitado  Carmena en otro de los apartados del milagro -eso debe ser lo milagroso, que las contradicciones no importen- donde reclama la creación de un clima político desde el que se cuide a la democracia, que dice considerar esencial.

Dejemos los milagros para esos supuestos momentos excepcionales en los que actúan reglas sobrenaturales propias de otra vida y de las que no conviene apropiarse para aplicarlas a los problemas naturales y cotidianos en ésta; ya digo, menos milagros y más educación y cultura para todos: esperar milagros es síntoma claro de desesperación.

jueves, 13 de mayo de 2021

Buscando

Sinceramente, a mí de Pablo Iglesias me interesa bastante más lo que tenga dentro de su cabeza que lo que tenga por fuera; me reconforta saber -y tenía grandes dudas- que mi opinión coincide con bastantes otras si tomo como referencia los datos que me muestra el buscador en la Red: Pablo Iglesias pelo me devuelve un total de 7.640.000 coincidencias, mientras que Pablo Iglesias ideas obtiene 31.300.000; pero insisto -por lo de las dudas- Pablo Iglesias corte pelo, 1.920.000; Pablo Iglesias política 96.300.000 (!!)...no cejo, si dudas lo suficiente siempre acabas encontrando algo: Pablo Iglesias Stalin 683.000, Pablo Iglesias honestidad 2.690.000; nada, que no hay manera...y eso que hay quien le pone ganas y empeño. Que verás cuando se enteren que Stalin fué seminarista y lo liguen con el apellido Iglesias; sí, traído por los pelos o por donde haga falta: están acostumbrados y tampoco tienen un público exigente.

martes, 11 de mayo de 2021

Generaciones


Vine al mundo -en este país, concretamente- en 1952. Las generación de mis padres acababa de sufrir el último espasmo reaccionario producto de todo un siglo de luchas entre españoles producto de los intentos para que este país recuperara su atraso histórico respecto a nuestra identidad supranacional de pertenencia, Europa, una vez que, durante ese mismo siglo, habíamos dejado de ser potencia internacional e imperial; no pudo ser: la II República española no pudo con las tradicionales fuerzas reaccionarias en sintonía en el lema carlista Dios, Patria y Rey, es decir, religión, nación y monarquía, o lo que es lo mismo y resumido en un sólo concepto, la idea  de que el poder socio-político ha de ser delegado en manos de una minoría rectora y privilegiada; cada uno de los componentes de ese lema triádico tenía sólo carácter instrumental en el ejercicio del poder ante el que la reacción pretende obediencia y sumisión permanente por parte de la mayoría de la población. A continuación de nuestra guerra civil, producto del levantamiento de esa reacción contra la República española, vino una conflagaración europea -algunos consideran nuestra guerra civil el primer episodio de ésta- y finalmente, mundial; las consecuencias del mal resuelto final de la I Guerra mundial  y el reajuste entre los imperialismos caducos (Imperio Austro-Húngaro, Imperio ruso  o Turquía), imperialismos consolidados (Reino Unido y Francia) y los aspirantes a serlo (Alemania, fundamentalmente), llevaron a una continuación inevitable: la II Guerra mundial; para entonces ya no figuraban algunos de los imperios previos a la I Guerra mundial, pero se habían incorporado tanto el imperialismo japonés como el de la URSS, heredero del ruso, el italiano y también el de los EE.UU.. Hay quien asegura que en el futuro se considerarán ambas guerras mundiales como una guerra en dos actos, de hecho se conoce al período intermedio como entreguerras. Se sobreentiende que cuando mencionamos imperialismo, éste es producto de un sistema económico, el capitalismo, permanentemente necesitado tanto de materias primas como de mano de obra barata de cara a la producción industrial, base de su crecimiento y obtención de beneficios y, por tanto, necesitado de un mercado global; el imperialismo soviético sustituía ese sustrato económico capitalista por el ideológico pero manteniendo el expansionismo propio de todo imperialismo, sobre todo desde que se impusieron en la URSS las tesis estalinistas -socialismo en un solo país- sobre las trotskistas  del socialismo internacionalista.

En resumen, esas fueron las circunstancias de las generaciones de nuestros padres: guerras y conflictos sociales con cifras de destrucción y muerte escalofriantes a nivel mundial en la generación grandiosa; una generación superviviente a todo tipo de carencias, hambre y sufrimiento en la generación silenciosa, la trabajosa reconstrucción tras el desastre.

Vino a continuación -ya en mi generación- la pugna entre el imperialismo capitalista liderado por EE.UU. y el imperialismo socialista liderado por la URSS; buena parte de la segunda mitad del siglo XX transcurrió en esa pugna  que estuvo a punto de someter a la Humanidad a un desastre aún mayor que el recién sufrido a causa de una  catástrofe nuclear, la permanente amenaza de la destrucción mutua asegurada. En la pugna ideológica entre ambos imperialismos, el capitalismo occidental promovió una solución a las históricas reivindicaciones sociales mediante el Estado del bienestar, fundamentado en el reformismo socialdemócrata que, de este modo, justificaba los evidentes  inconvenientes del sistema capitalista y ejercía de contrapoder ideológico ante el socialismo real del bloque soviético; los baby boomers crecimos creyendo realmente que el mundo finalmente mejoraría, que el progreso es lineal e inevitable. Pero todo ese esquema de equilibrios -mucho más frágiles de lo que suponíamos- dejó de tener sentido con el colapso -largamente trabajado desde occidente- de la URSS, simbolizado en la caída del muro de Berlín. Sin contrapoder limitante, el capitalismo mostró entonces su verdadero rostro y una voracidad tal que, de forma suicida, se lanzó a un crecimiento descontrolado que ha de suponer la esquilmación de los recursos  del planeta y el colapso social y económico a nivel mundial a no muy largo plazo, si se mantiene la tendencia actual.

Y ese parece el resumen del legado a nuestros descendientes: una desigualdad social radicalmente acelerada sea cual sea la versión del capitalismo que finalmente se imponga (la liberal occidental o la política china) y, sobre todo, la destrucción, debida a los condicionantes productivos del capitalismo, del planeta que habitamos considerado como recurso esencial de subsistencia; actualmente en menos de medio año hemos consumido los recursos de todo un año: la humanidad requiere 1,75 planetas al año para vivir, frente al año 1970, cuando los recursos naturales duraban hasta el 23 de diciembre. Por supuesto, la destrucción de esos recursos implica el fin del planeta tal y como lo conocemos y con él de la propia Humanidad; siento no estar de acuerdo con las tesis optimistas que defienden el declive de la crueldad y violencia entre humanos: tenemos el mérito de ser la primera generación cuya herencia es el colapso total -social, económico, y medioambiental- asegurado e inevitable, ¿hay mayor crueldad y violencia que legar conscientemente semejante desastre a las generaciones del futuro?

miércoles, 5 de mayo de 2021

Elecciones en Madrid

Ayer, el PSOE culminó su mayor acto de autoinmolación en pro de la salvaguarda del bipartidismo en que se basó la denominada Transición (como lo fué en La Restauración, hace un siglo); ha sido grande el empeño tanto del PP como de PSOE en volver al esquema en que ambos hegemonizaban bipartidistamente la política de este país: el PP pese a su gestión depredadora de lo público y de su notoria corrupción va camino de conseguirlo a costa de su hermano sistémico, el PSOE. Para lograrlo, el PP ha ha conseguido dejar fuera de juego a Ciudadanos (la nueva versión de los históricos radicales de Lerroux), los regeneracionistas de derechas, y ello a pesar del empeño que también puso el Ibex en querer sustituirlo por éste (bien es cierto que en el esfuerzo del PP para hacer desaparecer a Ciudadanos también se han producido consecuencias posiblemente indeseadas, como la de dar voz política al neofascismo de Vox, que antiguamente habitaba en el propio PP: una nueva imperfección del bipartidismo, o algo peor); sin embargo, ha sido el PSOE el que claramente no ha cumplido con su parte en este intento de vuelta al sistema bipartidista, al no lograr hacer lo propio con los regeneracionistas de izquierdas, Más Madrid y Unidas Podemos, que han llevado al propio PSOE al borde del desastre en el intento. Resumiendo: el bipartidismo no ha podido ser plenamente reconstituído, pero aún renqueante, la inercia -y una brutal manipulación mediática- hacen que los dos partidos sistémicos, pese a todo, continúen fungiendo de actores principales en esta presunta democracia.

Y en la base de toda esta distopía hecha realidad, los votantes, los pobres madrileños que han mostrado sus carencias -una patética ignorancia que les hace confundir la libertad con poder tomarse unas cañas, por ejemplo- largamente propiciadas y alimentadas desde el poder utilizando los medios de comunicación para aplicar todas y cada una de las estrategias de manipulación mediática enumeradas por Chomsky (sobre todo, de la 5 a la 8, las que cultivan, precisamente, la ignorancia y la mediocridad), es decir, encargando a éstos la misión justamente contraria a la que se les supone: informar. Una eufórica INDA (Isabel Natividad Díaz Ayuso) celebra su triunfo asegurando No entienden nuestro modo de vida -mío no, desde luego- como si eso de los atascos, las carencias en la educación y la sanidad públicas, los alquileres imposibles y el malvivir en general, necesitara de estudios para su práctica. Pues nada, madrileños, a disfrutar de nuestra supuesta idiosincrasia como si se tratara de unos callos o un cocido.

No hay mal que por bien no venga -según asegura el refrán- así es que todo este baño de realidad política tras las elecciones en Madrid ha tenido la consecuencia de que disminuya en mí el miedo -genuino, físico- ante la pandemia de la CoVid19: realmente no sería tanto el sentimiento de pérdida al abandonar la vida en este mundo -en este país, y en Madrid, concretamente- como el de alivio. De Madrid al cielo; total, nos lo hemos ganado.