Así pues, el señor ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, el mismo que en sus prisas por colgarse la medalla ha reventado alguna que otra operación policial, el mismo que impulsó una ley de protección de la seguridad ciudadana (ese es el nombre oficial de la Ley orgánica 4/2015, la famosa ley mordaza), dice que por nuestro bien, el mismo que, día sí, día no, nos advierte de lo atento que está a la amenaza del terrorismo yihadista, el mismo que condecora vírgenes, el mismo que recibe en su despacho ministerial al vicepresidente económico de un gobierno anterior, presunto corrupto, corruptor y defraudador fiscal, el mismo que pasea a su perra Lola en avión... nos descubre finalmente el secreto de su portentosa capacidad multitarea: tiene la ayuda diaria de un angel de la guarda llamado Marcelo, que más que un ángel al uso es un factótum o ayuda de cámara; tanto le sirve al ministro para aparcar -no sé si sólo en funciones de ojeador de huecos o si le aparca el vehículo realmente- como para cosas grandes, redactar leyes, discursos, o tareas así. Parece que, vistos los buenos resultados que le está dando Marcelo, ha decidido formar una brigadilla de ángeles custodios -todos con categoría de Subinspector y directamente a sus órdenes- para asignarlos a policías destinados a labores peligrosas, lo cual, para empezar, presenta una ventaja indudable: no hay costes sobrevenidos, como ocurre cuando se mejoran los medios materiales de la policía; con una oración diaria -la tradicional- al acostarse, por parte del protegido, resuelto.
Y en las manos -y en la cabeza- de ésta persona tenemos depositada la seguridad del país.
No hay comentarios :
Publicar un comentario