El vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, considera que el
debate del pasado lunes entre Pedro Sánchez (PSOE), Albert Rivera
(Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Podemos), lo ganó Mariano Rajoy (PP) sin presentarse en él. Igualmente ha asegurado que la opción seriedad del PP resultó triunfadora en el enfrentamiento entre Sánchez, Rivera e Iglesias. Que, teniendo en cuenta que todo ello lo consiguió Mariano Rajoy desde un atril que no ocupó, le añade al hecho un mérito casi paranormal.
Se nota perfectamente que estamos en plena campaña electoral, ese período de tiempo en el que los políticos hablan de continuo hasta enronquecer, generalmente para decir obviedades -en el mejor de los casos- o directamente cosas sin sentido como ocurre con las mencionadas manifestaciones de Pablo Casado. Que además -tiene que ganarse el sueldo- procuró justificar el hecho de que el presidente del gobierno y candidato por el PP a las próximas elecciones generales tenga tiempo para ir a comentar partidos de fútbol pero no para debatir con los candidatos del resto de los partidos políticos, porque -en sus palabras- hay que diversificar formatos, audiencias y cadenas. Se deduce que -según Pablo Casado- a los españoles nos interesa más ver como el señor Rajoy juega al futbolín o cocina mejillones con Bertín Osborne que verlo debatir con otros candidatos sobre el futuro que le aguarda a éste país. Para rematar, el señor Casado nos regala la obviedad -no faltan, ya digo- es un error pensar que la nueva política es mejor que la buena política. Me parece justo compensarle con otra, para que la utilice cuando haya terminado con el argumentario del PP y no sepa qué decir: es un error pensar que la vieja política es mejor que la buena política; no creo que sea peor que la suya.
Que puede que enronquezcan, pero a nosotros procuran entontecernos, que es peor.
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