martes, 15 de diciembre de 2015

Indecente (pero vibrante)

Los diálogos de sordos pueden ser muy instructivos para un tercero, ya que no para quien usa ésa modalidad de diálogo; claro que si quien practica ese agotador ejercicio resulta que es el candidato a gobernar éste país, el asunto se torna, también, bastante intranquilizador para todos. Pero, además, el líder del PSOE le espetó al actual presidente del gobierno la larga lista de incumplimientos y de políticas profundamente antisociales que figuran en su debe, para rematar con una acusación directa y personal en relación con la corrupción que anega el PP: le llamó indecente, que puede parecer palabra antigua y en desuso visto lo escasamente valorado que se haya el concepto de decencia en la actualidad, pero que resume perfectamente el mayor reproche que -todavía- cabe hacer a un dirigente político. Y fué tan contundente el golpe que por unos momentos el señor Rajoy tuvo que abandonar el baile agarrado de boxeador sonado que mantenía para intentar responder al señor Sánchez reapellidándole Ruiz -ruín- mezquino y miserable. Que son palabras también de resonancia antigua y poderosas, pero que no pudieron con el peso de la palabra indecente en cuanto que resumen de una situación política -la del PP- que claramente debería ser inadmisible para la ciudadanía pero que, al parecer, continúa sin ser suficiente para que la mayoría de los votantes deje de elegir al PP como opción preferida en las próximas elecciones generales; lo cual es motivo más que justificado para profundos análisis sociológicos.
Ambos candidatos continuaron un rato más su baile agarrado de boxeadores exahustos y practicando todas las variantes del diálogo de sordos, cada uno más atento a sus propios gráficos y papeles que a escuchar al contrario
Finalizado el debate, Rajoy opinaba que el debate había sido vibrante, calificativo también un poco añejo y melodramático que acababa de utilizar el moderador y que se vé que le gustó y se lo apropió. En fin, todo añejo y antiguo, de otro siglo, inadecuado e ineficiente en las actuales circunstancias. Pero indecente es palabra intemporal y aún importante aunque, ya digo, la decencia no es que sea -junto con el respeto- lo más valorado actualmente. Y que te acusen de indecente no es asunto baladí (por intentar mantener el tono añejo). 
Y mirando la foto, ¿no dá la sensación que el moderador más que moderar parece estar ocupado en sujetar dos guiñoles grandones para que no se caigan?

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