Comentaba recientemente en otra entrada de éste blog como incluso a mi edad -la de la jubilación- asisto a diario al desmoronamiento de algún mito; ya podía haber sido antes, que me habría pillado con más fuerzas y me habría buscado ilusiones de repuesto. Los abogados del Estado y los catalanes han sido los últimos; pero quizá esté cometiendo una injusticia con éstos últimos, que puede que sean sólo los políticos catalanes actuales los que merezcan bajar de la peana a la que nunca debieron subir. Concretamente, el patético Artur Mas -también le cuadra esperpéntico- con ese perfil de Supermán maduro a punto de pasarse y al que comienzan a clareársele las ideas -por dentro y por fuera de la cabeza- y al que hoy le he visto inaugurar una cárcel de tal manera que me ha hecho temer por él -las cárceles las carga el diablo- al recordar que Francisco Granados también inauguró la cárcel en la que reside actualmente.
En fin, espero morir antes de descubrir que los Reyes Magos son los padres; aunque sospecho que esa debe ser la razón por la que hace tiempo que no me dejan nada, ni carbón.
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