lunes, 17 de febrero de 2020

IDA (II)

Habitualmente me planteo, sobre los demás, cómo se verán a sí mismos, más allá de como les veo yo o cómo les ven mayoritariamente los demás. Y esa reflexión me la planteo tanto sobre figuras relevantes como irrelevantes desde el punto de vista histórico o, simplemente, público; me parece una buena gimnasia social y mental practicar la empatía con diversas personas y personajes: suponer su visión personal, sus deseos, sus objetivos, su pensamiento, que pueden ser, todos ellos, muy distintos a los de su imagen pública. Si se trata de personajes o figuras públicas que han considerado conveniente dejar constancia de notas autobiográficas, me interesan siempre: incluso en las habituales falsedades u omisiones de las que suelen están formadas las autobiografías, puede rastrearse la auténtica personalidad de quien se autoretrata, con independencia de la imagen pública que desee mostrar.
Releyendo un artículo sobre la actual presidenta de la Comunidad de Madrid -sí, increíble, pero cierto- acabé en su página web oficial y, en concreto, en su (auto) biografía (*).
Reconozco que al principio me resultó algo difícil seguir el texto teniendo que  soportar la mirada que desde un margen de la página me lanzaba la siempre inquietante expresión del rostro de Isabel Díaz Ayuso (IDA), pero una vez encarrilada la -absorvente- lectura, puede abstraerme de ella (esa mirada que siempre me recuerda El resplandor de Kubrick):

Soy Isabel Díaz Ayuso. Madrileña de nacimiento, viví mi infancia en Chamberí. Allí, junto con mis padres y mi hermano, decidí que quería ser periodista. Por eso me matriculé en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Nada más llegar a la misma me empecé a decantar, a través de una asociación de estudiantes, por la política. Entré como becaria en agencias de marketing y medios de comunicación. De ahí viene mi pasión por la radio. Por ella llegué a renunciar a una beca universitaria, pero no a mis estudios.

A los 24 años, licenciada ya en periodismo, me emancipé y comencé a liderar mi vida. Creo firmemente que cada uno tiene que ser libre para decidir qué quiere hacer con ella. Hasta tal punto que, mientras mis compañeros de facultad se iban de viaje de fin de carrera, yo cogí la mochila, a una amiga y partí rumbo a Hispanoamérica, donde, cómo no, acabé metida en una campaña política.
Dentro del PP he dirigido el área de transformación digital madrileño y he presidido su comité de afiliaciones. Ahora mismo ocupo la vicesecretaría de comunicación y soy portavoz del partido.
He sido diputada regional en dos legislaturas y portavoz adjunta de mi grupo. Fui viceconsejera de Justicia de la Comunidad Madrid. Allí impulsé el plan de gobierno abierto, que incluía una apuesta por el lenguaje claro, la consolidación de la transparencia y el desarrollo del dato abierto, además de la mejora de los canales de difusión de la acción de gobierno. Estar en el gobierno no solo me dio experiencia de gobierno, es que tuve claro que desde allí se pueden realmente mejorar las condiciones de vida de los madrileños. Algo que se notó con el plan de conectividad que impulsamos para eliminar la brecha digital en la región.
¿Os he contado ya que soy firme defensora de la transformación digital? Creo que es la revolución que Madrid debe de liderar de cara a esta nueva legislatura.

Y, ahora, mi interpretación de su autovisión:
Soy -no me llamo- Isabel Díaz Ayuso, para que quede claro su seguridad en la propia importancia desde el pincipio, y de Chamberí, más madrileña que un chotis; y familiar, de cuya Secretaría Ejecutiva (padres, hermano, etc.) obtuvo el mandato consensuado de estudiar periodismo. Nada más llegar a la Facultad reconoce haber sido asaltada por inquietudes políticas (o por el reconocimiento de una manera de vivir mediante una actividad poco trabajosa y de rápida prosperidad) y ya entonces lo de comunicar (propagandear, etc.) como herramienta política le resultó atractivo. Tanto que renunció a una beca -no sólo Irene Montero puede presumir de ello; cierto que IDA no proporciona más detalles de esa beca- una vez comprendió que el medio (la radio, en su caso) es el mensaje. Luego utilizó otros medios.
Con sólo 24 años, se emancipó y comenzó a liderar su vida desde la liberalidad que corresponde a una familia bien, ya que, hasta entonces, había estado sometida a los dictados de la mencionada Secretaría Ejecutiva de su Familia. Su primer acto de liderazago fué no asistir a un viaje fin de carrera, y alternativamente, coger una mochila y una amiga -que suponemos a esta última de poco peso y tamaño para poder resultar así de transportable-  para ir a conquistar América (sólo la parte hispana) mediante una campaña política (un poco pasiva para una lideresa, ya que acabó metida); no hay detalles sobre si empleó el contenido de la mochila o a la amiga en esa campaña (aunque ya que lo menciona en una biografía tan breve, debe considerarlo importante), pero vamos, ya en lo suyo de propagandear.
Florece, repentinamente, en el PP -suponemos que debido a sus inquietudes políticas u otro tipo de inquietudes respecto a su futuro-  y ya liderando cosas comunicativas y digitales. Y así, portavoceando y viceaconsejando, ha llegado -irremediablemente, al parecer- a presidenta de la Comunidad de Madrid; seguramente debido a su (auto) reconocida querencia por el dato transparente -efectivamente, el dato que no se ve- y abierto -aunque ignoro como se puede desarrollar la apertura de un dato- lo que le ha permitido que  ignore todo aquello que no ha de ser visto, tal como pudiera ser la corrupción del PP en general y la del PP de Madrid en particular (en concreto la que afecta a los/las antecesores/as en el cargo de presidentes/as de la Comunidad de Madrid, a una de las cuales ella sirvió de comunicadora, para lo cual hubo de transmutarse temporalmente en perro tuitero)- y que ha permitido que  llegue al cargo simplemente por ser la otra. Y de nuevo nos recuerda que ella es absolutamente digital. Efectivamente, lo suyo ha sido totalmente digital (a dedo, quiero decir), haciendo honor al funcionamiento general del PP. ¡Ah!, ¿que no había mencionado que es revolucionaria? Pues también. Pero sobre todo, lideresa

__________________________________________
(*) Comprueb0 en Julio de 2022 que la página https://www.isabeldiazayuso.es/ ha desaparecido. El texto en cursiva  con la autobiografía de Díaz Ayuso fué copia exacta extraída de ella en la fecha de la entrada. La página oficial actual es bastante menos personal, aunque más hinchada.

viernes, 14 de febrero de 2020

¿Incomprensible?

Confiesa la ex-alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, que se equivocó al fundar Más Madrid, pero, a renglón seguido, asegura igualmente que la reacción a esa decisión por parte de Unidas Podemos e Izquierda Unida fué muy beligerante y que Más Madrid acabó recibiendo, sin venir a cuento, un castigo incomprensible; si ésto último fuera así como dice, no entiendo en qué reconoce haberse equivocado y si sí se equivocó -que parece que sí- soy yo el que no comprende a qué denomina castigo incomprensible,  ni entiendo tampoco cual era la reacción que ella esperaba de Unidas Podemos e Izquierda Unida, cuando era clarísimo -no para ella, supongo- el error estratégico de bulto que se estaba cometiendo con la fundación de Más Madrid; en resumen y por abreviar: fraccionar -incomprensiblemente también, aunque es posible que prefiriera seguir en la ignorancia a que alguien me ilustrara con la verdad-  a las fuerzas de izquierda de forma que su victoria fuera mucho más difícil o imposible, como acabó ocurriendo. Ese es el cuento -elemental- del que derivó su derrota en el Ayuntamiento de Madrid; el cuento que no vino, si no que ella trajo.
En cualquier caso, es lo que tiene hablar siempre y no seguir más a menudo el sabio consejo marxista (de Groucho): Es mejor estar callado(a) y parecer tonto(a), que hablar y despejar las dudas definitivamente.
Aunque, según Jacinto Benavente, cuando no se piensa lo que se dice es cuando se dice lo que se piensa.

martes, 4 de febrero de 2020

Un rey republicano

Hace no mucho, Pedro Sánchez, el actual presidente del gobierno, aseguraba que el régimen de la Transición era el legítimo sucesor de los valores republicanos, más concretamente que la Constitución de 1978 restauró los valores de la República de 1931, defendiendo, en consecuencia, que la España actual es la que habría soñado Azaña; es un fenómeno notable el hecho de que partidos políticos de todo el espectro, de la izquierda a la derecha, quieran contar con Azaña como padre espiritual y referente político (que, conociendo algo como  debía ser don Manuel, puedo imaginarme lo que diría ahora, si viviera, viéndose padre de tantos hijos insospechados).
Cayetana Alvarez de Toledo (en este país se conoce enseguida la prosapia pretendida por el número de apellidos utilizados en la identificación habitual y, sobre todo, por las preposiciones y conjunciones incluídas en el patronímico; quien no tiene de éstas últimas se las inventa para ascender, como Dolores de Cospedal, por ejemplo) ha ido un paso más allá en ésto de pretender que vivimos prácticamente en una República -algo imperfecta, eso sí, ya que el jefe del Estado es un monarca- al asegurar, impertérrita, que el que el rey Felipe VI es quien mejor encarna los valores clásicos republicanos, es decir, la libertad, igualdad y fraternidad; según la aristócrata portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, tenemos en éste Felipe, sin saberlo apreciar, un nuevo Felipe Igualdad (Philippe Égalité), Luis Felipe José de Orleans (perteneciente a una rama menor de los Borbones) supuestamente republicano que, para convencer a otros de ello, fué capaz incluso de votar la muerte de su propio primo, el rey Luis XVI, aunque eso no le librara de acabar poco después, al igual que éste, condenado a la guillotina por un tribunal revolucionario; parece que no se fiaban de un Borbón desclasado. Su hijo Luis Felipe -que tuvo bastante que ver en su condena- se convirtió en 1830 en rey de Francia (aupado al trono por la burgesía de la época) como Luis Felipe I, el último rey de Francia.
En nuestro caso, es evidente que lo del rey republicano que nos vende Cayetana de Felipe VI es una exageración -pura invención, más bien-  de la portavoz del PP en el Congreso de los Diputados en su afán por mermar el protagonismo que proporciona el  hipermonarquismo -y el constitucionalismo de paripé- exhibido por otros partidos; difícilmente pueden cuadrar los valores republicanos a alguien que ha heredado de su padre el cargo que ostenta actualmente, quien, a su vez, lo heredó de un dictador que se levantó en armas (*), precisamente, contra una República española legalmente constituída, reteniendo el poder así obtenido por la fuerza -y por la gracia de Dios- durante cuarenta años. Una República en la que, además, se había legislado para evitar -precisamente, también- la posibilidad de tales  herencias.
Según Alvarez, el rey estuvo estupendo, sobre todo por el espectáculo que le dieron los cafres, que le agredieron. Le llamaron de todo, incluso franquista y poco demócrata. Decía el enciclopedista Diderot -sí, uno de los filósofos precursores de la Revolución Francesa- que engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga; eso referido a lo que el rey tuvo que oír; y respecto a que alguno de los cafres aludidos ofreciera el espectáculo de no aplaudier al rey -o se ausentara de su presencia- no significa que lo agredieran; a mí, personalmente, me parece más espectacular apludir que no hacerlo. Supongo que un rey tan estupendo -y tan preparado- cantor de la Transición, la Constitución y el Derecho, así lo habrá entendido todo.
Por cierto, si se trataba de inicio de la XIV Legislatura -un acto eminentemente  conmemorativo del poder civil y democrático- ¿cual es el motivo de tanta presencia militar en su puesta en escena y de que el rey llegara al acto en un Rolls-Royce que tanto recuerda al dictador de quien ha heredado el cargo?
__________________________________________

(*) que, curiosamente, también decía defender esos valores republicanos en su alocución  por radio el 17 de Julio de 1936 justificando su levantamiento; ya pudo comprobar el honrado pueblo español como entendía Franco la fraternidad, la libertad y la igualdad (por ese orden), y como pretendía lograr la paz interior de España.

sábado, 1 de febrero de 2020

Literatos

Me enteré recientemente leyendo a  Máximo Pradera en Camorristas, que el ínclito Arturo Pérez Reverte le había administrado, entre otros y como remate, el epíteto de chupacirios; según Pradera la causa podría ser la tendencia de Pérez Reverte a lo arcaico, a su querencia por el lenguaje que alentaba en las golas del Siglo de Oro (*); bien pudiera ser que así como Bela Lugosi acabó creyéndose Drácula, Pérez Reverte haya terminado por creerse Alatristre (que ya se podía haber esforzado un poco más en los apellidos del personaje: si Alatriste suena a falso, Tenorio huele a Zorrilla. Al poeta, digo).
A Pérez Reverte no le parece bien que el Estado subvencione las películas que se hacen en éste país... sólo si él no cobra por ellas, como ya le han recordado; pero sí le parecería bien que se subvencionara a los editores, a los libreros, a los escritores e incluso a los lectores y, sobre todo, a la media docena de sobrinos que dice tener trabajando en el extranjero: así son muchos de los que más se hacen notar como regeneracionistas radicales, a poco que te descuides comienzan por hablar de lo suyo, como Umbral de su libro. Que cabe preguntarse cuales serán los méritos de los sobrinos de Pérez Reverte por encima de los de muchos miles de sobrinos -hijos, hermanos, primos y demás famila- que se han visto en idéntica tesitura, es decir, en la necesidad de emigrar para poder trabajar, o bien si cree que todos ellos han de ser subvencionados sólo por esa razón. Y si no sería mejor intentar desarrollar políticas que permitieran que esas personas en las cuales el Estado ha invertido en su formación pudieran quedarse en éste país trabajando dignamente y reintegrando al país esa inversión mediante el pago de impuestos justos.
Recuerdo que otro Reverte -Martínez en éste caso y al que, por lo que sé, no le unen más lazos que los del oficio- igualmente expresó su opinión de que el Estado -o sea, todos los españoles- debería subvencionar su literatura, so pena de que nos dejara, abandonando este país para nacionalizarse irlandés.
Y es que, ya digo, para muchos lo público es justificable sólo si les beneficia: lo público para mí, todo un oxímoron.

________________________________________

(*) ...por cierto, que su compañero académico en la RAE y eximio cervantinista, Francisco Rico, opina -supongo que con pruebas- que Miguel de Cervantes acabó como un auténtico meapilas, lo más parecido -antes y ahora- a un chupacirios; ¡ánimo Max!, lo tuyo no es nada; en el hipotético caso de que realmente tuvieras una querencia malsana por los velones, siempre tendrías este precedente ilustre.