Habitualmente me planteo, sobre los demás, cómo se verán a sí mismos, más allá de como les veo yo o cómo les ven mayoritariamente los demás. Y esa reflexión me la planteo tanto sobre figuras relevantes como irrelevantes desde el punto de vista histórico o, simplemente, público; me parece una buena gimnasia social y mental practicar la empatía con diversas personas y personajes: suponer su visión personal, sus deseos, sus objetivos, su pensamiento, que pueden ser, todos ellos, muy distintos a los de su imagen pública. Si se trata de personajes o figuras públicas que han considerado conveniente dejar constancia de notas autobiográficas, me interesan siempre: incluso en las habituales falsedades u omisiones de las que suelen están formadas las autobiografías, puede rastrearse la auténtica personalidad de quien se autoretrata, con independencia de la imagen pública que desee mostrar.
Releyendo un artículo sobre la actual presidenta de la Comunidad de Madrid -sí, increíble, pero cierto- acabé en su página web oficial y, en concreto, en su (auto) biografía (*).
Reconozco que al principio me resultó algo difícil seguir el texto teniendo que soportar la mirada que desde un margen de la página me lanzaba la siempre inquietante expresión del rostro de Isabel Díaz Ayuso (IDA), pero una vez encarrilada la -absorvente- lectura, puede abstraerme de ella (esa mirada que siempre me recuerda El resplandor de Kubrick):
Soy Isabel Díaz Ayuso. Madrileña de nacimiento, viví mi infancia en Chamberí. Allí, junto con mis padres y mi hermano, decidí que quería ser periodista. Por eso me matriculé en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Nada más llegar a la misma me empecé a decantar, a través de una asociación de estudiantes, por la política. Entré como becaria en agencias de marketing y medios de comunicación. De ahí viene mi pasión por la radio. Por ella llegué a renunciar a una beca universitaria, pero no a mis estudios.
A los 24 años, licenciada ya en periodismo, me emancipé y comencé a liderar mi vida. Creo firmemente que cada uno tiene que ser libre para decidir qué quiere hacer con ella. Hasta tal punto que, mientras mis compañeros de facultad se iban de viaje de fin de carrera, yo cogí la mochila, a una amiga y partí rumbo a Hispanoamérica, donde, cómo no, acabé metida en una campaña política.
Releyendo un artículo sobre la actual presidenta de la Comunidad de Madrid -sí, increíble, pero cierto- acabé en su página web oficial y, en concreto, en su (auto) biografía (*).
Reconozco que al principio me resultó algo difícil seguir el texto teniendo que soportar la mirada que desde un margen de la página me lanzaba la siempre inquietante expresión del rostro de Isabel Díaz Ayuso (IDA), pero una vez encarrilada la -absorvente- lectura, puede abstraerme de ella (esa mirada que siempre me recuerda El resplandor de Kubrick):
Soy Isabel Díaz Ayuso. Madrileña de nacimiento, viví mi infancia en Chamberí. Allí, junto con mis padres y mi hermano, decidí que quería ser periodista. Por eso me matriculé en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Nada más llegar a la misma me empecé a decantar, a través de una asociación de estudiantes, por la política. Entré como becaria en agencias de marketing y medios de comunicación. De ahí viene mi pasión por la radio. Por ella llegué a renunciar a una beca universitaria, pero no a mis estudios.
A los 24 años, licenciada ya en periodismo, me emancipé y comencé a liderar mi vida. Creo firmemente que cada uno tiene que ser libre para decidir qué quiere hacer con ella. Hasta tal punto que, mientras mis compañeros de facultad se iban de viaje de fin de carrera, yo cogí la mochila, a una amiga y partí rumbo a Hispanoamérica, donde, cómo no, acabé metida en una campaña política.
Dentro
del PP he dirigido el área de transformación digital madrileño y he
presidido su comité de afiliaciones. Ahora mismo ocupo la vicesecretaría
de comunicación y soy portavoz del partido.
He sido diputada regional en dos legislaturas y portavoz adjunta de mi grupo. Fui viceconsejera de Justicia de la Comunidad Madrid. Allí impulsé el plan de gobierno abierto, que incluía una apuesta por el lenguaje claro, la consolidación de la transparencia y el desarrollo del dato abierto, además de la mejora de los canales de difusión de la acción de gobierno. Estar en el gobierno no solo me dio experiencia de gobierno, es que tuve claro que desde allí se pueden realmente mejorar las condiciones de vida de los madrileños. Algo que se notó con el plan de conectividad que impulsamos para eliminar la brecha digital en la región.
¿Os he contado ya que soy firme defensora de la transformación digital? Creo que es la revolución que Madrid debe de liderar de cara a esta nueva legislatura.
Y, ahora, mi interpretación de su autovisión:
Soy -no me llamo- Isabel Díaz Ayuso, para que quede claro su seguridad en la propia importancia desde el pincipio, y de Chamberí, más madrileña que un chotis; y familiar, de cuya Secretaría Ejecutiva (padres, hermano, etc.) obtuvo el mandato consensuado de estudiar periodismo. Nada más llegar a la Facultad reconoce haber sido asaltada por inquietudes políticas (o por el reconocimiento de una manera de vivir mediante una actividad poco trabajosa y de rápida prosperidad) y ya entonces lo de comunicar (propagandear, etc.) como herramienta política le resultó atractivo. Tanto que renunció a una beca -no sólo Irene Montero puede presumir de ello; cierto que IDA no proporciona más detalles de esa beca- una vez comprendió que el medio (la radio, en su caso) es el mensaje. Luego utilizó otros medios.
Con sólo 24 años, se emancipó y comenzó a liderar su vida desde la liberalidad que corresponde a una familia bien, ya que, hasta entonces, había estado sometida a los dictados de la mencionada Secretaría Ejecutiva de su Familia. Su primer acto de liderazago fué no asistir a un viaje fin de carrera, y alternativamente, coger una mochila y una amiga -que suponemos a esta última de poco peso y tamaño para poder resultar así de transportable- para ir a conquistar América (sólo la parte hispana) mediante una campaña política (un poco pasiva para una lideresa, ya que acabó metida); no hay detalles sobre si empleó el contenido de la mochila o a la amiga en esa campaña (aunque ya que lo menciona en una biografía tan breve, debe considerarlo importante), pero vamos, ya en lo suyo de propagandear.
Florece, repentinamente, en el PP -suponemos que debido a sus inquietudes políticas u otro tipo de inquietudes respecto a su futuro- y ya liderando cosas comunicativas y digitales. Y así, portavoceando y viceaconsejando, ha llegado -irremediablemente, al parecer- a presidenta de la Comunidad de Madrid; seguramente debido a su (auto) reconocida querencia por el dato transparente -efectivamente, el dato que no se ve- y abierto -aunque ignoro como se puede desarrollar la apertura de un dato- lo que le ha permitido que ignore todo aquello que no ha de ser visto, tal como pudiera ser la corrupción del PP en general y la del PP de Madrid en particular (en concreto la que afecta a los/las antecesores/as en el cargo de presidentes/as de la Comunidad de Madrid, a una de las cuales ella sirvió de comunicadora, para lo cual hubo de transmutarse temporalmente en perro tuitero)- y que ha permitido que llegue al cargo simplemente por ser la otra. Y de nuevo nos recuerda que ella es absolutamente digital. Efectivamente, lo suyo ha sido totalmente digital (a dedo, quiero decir), haciendo honor al funcionamiento general del PP. ¡Ah!, ¿que no había mencionado que es revolucionaria? Pues también. Pero sobre todo, lideresa.
He sido diputada regional en dos legislaturas y portavoz adjunta de mi grupo. Fui viceconsejera de Justicia de la Comunidad Madrid. Allí impulsé el plan de gobierno abierto, que incluía una apuesta por el lenguaje claro, la consolidación de la transparencia y el desarrollo del dato abierto, además de la mejora de los canales de difusión de la acción de gobierno. Estar en el gobierno no solo me dio experiencia de gobierno, es que tuve claro que desde allí se pueden realmente mejorar las condiciones de vida de los madrileños. Algo que se notó con el plan de conectividad que impulsamos para eliminar la brecha digital en la región.
¿Os he contado ya que soy firme defensora de la transformación digital? Creo que es la revolución que Madrid debe de liderar de cara a esta nueva legislatura.
Y, ahora, mi interpretación de su autovisión:
Soy -no me llamo- Isabel Díaz Ayuso, para que quede claro su seguridad en la propia importancia desde el pincipio, y de Chamberí, más madrileña que un chotis; y familiar, de cuya Secretaría Ejecutiva (padres, hermano, etc.) obtuvo el mandato consensuado de estudiar periodismo. Nada más llegar a la Facultad reconoce haber sido asaltada por inquietudes políticas (o por el reconocimiento de una manera de vivir mediante una actividad poco trabajosa y de rápida prosperidad) y ya entonces lo de comunicar (propagandear, etc.) como herramienta política le resultó atractivo. Tanto que renunció a una beca -no sólo Irene Montero puede presumir de ello; cierto que IDA no proporciona más detalles de esa beca- una vez comprendió que el medio (la radio, en su caso) es el mensaje. Luego utilizó otros medios.
Con sólo 24 años, se emancipó y comenzó a liderar su vida desde la liberalidad que corresponde a una familia bien, ya que, hasta entonces, había estado sometida a los dictados de la mencionada Secretaría Ejecutiva de su Familia. Su primer acto de liderazago fué no asistir a un viaje fin de carrera, y alternativamente, coger una mochila y una amiga -que suponemos a esta última de poco peso y tamaño para poder resultar así de transportable- para ir a conquistar América (sólo la parte hispana) mediante una campaña política (un poco pasiva para una lideresa, ya que acabó metida); no hay detalles sobre si empleó el contenido de la mochila o a la amiga en esa campaña (aunque ya que lo menciona en una biografía tan breve, debe considerarlo importante), pero vamos, ya en lo suyo de propagandear.
Florece, repentinamente, en el PP -suponemos que debido a sus inquietudes políticas u otro tipo de inquietudes respecto a su futuro- y ya liderando cosas comunicativas y digitales. Y así, portavoceando y viceaconsejando, ha llegado -irremediablemente, al parecer- a presidenta de la Comunidad de Madrid; seguramente debido a su (auto) reconocida querencia por el dato transparente -efectivamente, el dato que no se ve- y abierto -aunque ignoro como se puede desarrollar la apertura de un dato- lo que le ha permitido que ignore todo aquello que no ha de ser visto, tal como pudiera ser la corrupción del PP en general y la del PP de Madrid en particular (en concreto la que afecta a los/las antecesores/as en el cargo de presidentes/as de la Comunidad de Madrid, a una de las cuales ella sirvió de comunicadora, para lo cual hubo de transmutarse temporalmente en perro tuitero)- y que ha permitido que llegue al cargo simplemente por ser la otra. Y de nuevo nos recuerda que ella es absolutamente digital. Efectivamente, lo suyo ha sido totalmente digital (a dedo, quiero decir), haciendo honor al funcionamiento general del PP. ¡Ah!, ¿que no había mencionado que es revolucionaria? Pues también. Pero sobre todo, lideresa.
__________________________________________
(*) Comprueb0 en Julio de 2022 que la página https://www.isabeldiazayuso.es/ ha desaparecido. El texto en cursiva con la autobiografía de Díaz Ayuso fué copia exacta extraída de ella en la fecha de la entrada. La página oficial actual es bastante menos personal, aunque más hinchada.
¡Buenísimo!
ResponderEliminar