martes, 16 de mayo de 2017

Sonados

Si eso es todo lo que tiene el PSOE como propuestas de liderazgo, no me extraña que el propio Patxi López apuntara la posibilidad de la desaparición de su partido, siguiendo las huellas de otros partidos socialistas históricos europeos. Con todo, creo que aunque fué el propio Patxi López quien intentó centrar el debate en lo importante -sin lograrlo- también acabó enzarzándose en los personalismos que supongo que continúan alejando -tanto por hartazgo como por desconfianza- del PSOE a sus posibles votantes: Vamos a ver, Pedro, ¿sabes lo que es una nación?. Tanto el tono como la propia pregunta de Patxi López a Pedro Sánchez evidenciaban la turbulencia de los aires que se respiran en su partido. Pedro Sánchez, al que sus asesores parece que no habían asesorado en ésto -las preguntas entre interlocutares en un debate suelen estar preparadas y contener una trampa, como las jugadas a balón parado en el fútbol- mordió el anzuelo sin pensárselo dos veces; debería haber tenido en cuenta que de nacionalismo algo sabría el ex-lehendakari, aunque sólo fuera por necesidad y proximidad, y haberse abstenido de calentarle previamente al respecto; pero, además,  la respuesta de Sánchez fué un compendio light y políticamente correcto de quien, en realidad, no ha pasado de la fase teórica en la consideración del nacionalismo como una realidad política: un sentimiento que tiene muchísima ciudadanía, por ejemplo en Cataluña, por ejemplo en País Vasco, por razones culturales, históricas o lingüísticas. Mucho más cerca estuvo López: la nación es un término absolutamente moderno. No tiene ni 200 años. Y siempre ha habido dos corrientes históricas para definir una nación: una nación en términos jurídicos-políticos, que es la nación política que conlleva soberanía y, por tanto, la consecución de un Estado independiente y en la que estaremos radicalmente en contra los socialistas. Y es verdad, una nación en términos culturales que es el sentimiento de pertenencia a una lengua, a una historia, a una tradición… que no lleva la consecución de ningún Estado; aunque le faltó precisar que el nacionalismo es una ideología (no sólo un término vacío de contenido) que pretende, precisamente,  asimilar Nación y Estado. Y luego, el aporte de Susana Díaz extraído del Manual del Buen Socialista y que a mí me sonó a chiste: continuando con lo que dice mi compañero Patxi -que parece que se le ha olvidado-, los socialistas no somos nacionalistas, somos internacionalistas.
Para, a continuación, continuar repartiéndose golpes semienganchados, como boxeadores sonados -y con Díaz mirando hacia otro lado, como ignorando a Sánchez- en un combate en el que ambos -por difícil que parezca- acabaron perdiendo a los puntos. El ganador: López, el árbitro. Que dicen que es el Plan B del aparato del PSOE.

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