Hay veces -como alguien ya se ha percatado- en las que es difícil saber si se está leyendo El País -por no hablar de otras gacetillas y del nivel mostrado por sus directores- o El Jueves; a veces, desde ésta última se quejan de ello por competencia desleal. Por ejemplo, si quitamos las referencias de marca y los logos que nos orienten, alguien podría saber que ésta noticia es de El País y ésta de El Jueves, o viceversa?
Explorando la de El País, nos podemos informar (¿?), por ejemplo, de que el "caso González" -no el del PSOE, el del PP- y los errores cometidos han ayudado a perfilar
mejor esa nueva oficina anticorrupción, y que ahora quieren -en el PP- que la
compongan entre dos y cinco militantes independientes (¿no es ésto un oxímoron?). Igualmente de que el objetivo con la ley de los altos cargos, y ahora con la figura del "Compliance Officer"
en el PP, es fijar principios más rigurosos de prevención y gestión de
los conflictos de intereses tanto para responsables del Ejecutivo como
del partido (no es que utilice la negrita para señalar los puntos de más risa, es que las lágrimas no me dejaban leer lo escrito; he necesitado letras gordas). Al parecer y según también nos informan en El País, este tipo de oficinas se han impuesto en los últimos
tiempos en la mayoría de las grandes empresas privadas y su debate se
discute también para su implantación en las diversas Administraciones. Parece, igualmente, que en el PP están a la espera para su aprobación definitiva de que se
convoque, en las próximas semanas, un comité ejecutivo nacional o
incluso una junta directiva nacional, el máximo órgano entre congresos,
pero aún no han cerrado la fecha. ¡Lástima!, pero la intención es lo que cuenta.
¡Y a mí que ésta novedosa Oficina me recuerda la Oficina Siniestra del genial Pablo San José García (Pablo) y su variado repertorio de jefes, subjefes y pelotas surtidos! O la de Farala.
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