Me estoy volviendo, ya digo, algo conspiranoico -aunque sólo sea como gimnasia mental y en la fuerte sospecha de que la realidad es, con seguridad, aún más terrible- al modo de Jerry Fletcher (Mel Gibson) en Conspiracy Theory; así, se me ha ocurrido querer interpretar el resultado del Festival de Eurovisión celebrado ayer en Kiev (Ucrania) a través de ciertas señales; ¿con qué objeto?: espero deducir eso mismo también de las señales.
El representante de Portugal (el país hermano del que tan poco se habla aquí, siendo así que ambos compartimos una península y bastante historia), Salvador Sobral, cantó una canción sentida, sencilla -supersencilla, que dicen ahora- para mí de ecos franco-brasileiros, y sin más coreografía que su propia mímica. E íntegramente en portugués, el idioma del país que representaba.
El representante de España, Manel Navarro, repitió en inglés el estribillo de una canción previsible, anodina y blandengui-ñoña, Do it for you lover, a la que sólo hizo revivir en un espeluznante gallo final.
Y ahora, las señales: el gallo de Barcelos es el animal que representa a Portugal (la versión lusa de la gallina de Santo Domingo de la Calzada); gallo, gallina, mmm...; las dos canciones hablan de amor, la española se podría traducir como Hazlo por tu amante y la portuguesa Amar por los dos (un corazón enfermo le sobra para ello a Salvador Sobral); ahora tengo que ponerme a la tarea e interpretar las señales; es lo malo que tienen las señales, que suelen venir codificadas. Ya tengo las hierbas; estoy buscando el trípode y el cuenco de bronce.
La canción portuguesa fué la ganadora del Festival -con la votación más alta de su historia- y la canción española quedó en último lugar, rozando el cero absoluto (tampoco es la primera vez, ya estamos curtidos); supongo que eso también debe ser una señal. O, al menos, un dato.
Ya, ya sé que no tiene nada que ver, pero ésto de las señales es muy complejo y creo que las hierbas me están haciendo efecto: ¿y si se pudiera salir de la crisis con políticas de izquierda?
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