jueves, 4 de mayo de 2017

Nada más que decir

Después de más de 60 años en éste mundo -más de la mitad de ellos dedicado a la política- Mariano Rajoy ha escanciado parte de la sabiduría que ha acumulado en ese tiempo en los cerebros más jóvenes y talentosos, durante una jornada organizada por la Asociación para el Progreso de la Dirección y sobre la competitividad del talento en España: saber decir que sí, saber decir que no, mirar hacia otro lado cuando hay que hacerlo y tener fortaleza en las circunstancias difíciles. Tal cual; afirmar, negar, mirar para otro lado y aguantar los chaparrones son las claves de su éxito y ha querido compartirlas con todos, dejar que fluya su legado. Hay que decir que si bien tanto en lo primero como en lo segundo no se conoce que se prodigue -y no voy a caer ésta vez en el tópico de su galleguidad que, en todo caso, fué sobrevenida- y no hay, por tanto, constancia de su manejo de los principios de la asertividad, sí es cierto que aguanta bien los chaparrones y es política que recomienda -quizá porque para él siempre hay alguien encargado de portar un tremendo paraguas en el que guarecerse- pero, sobre todo,  en lo que es un auténtico maestro, sin que nadie pueda discutirlo, es en lo de mirar para otro lado cuando hay que hacerlo que, para él, suele ser con frecuencia: debe tener un cuello de toro.
Y gracias a que no quiso abusar de su sabiduría, que si no, hubiera rematado la faena con una frase típica de Manuel Fraga, su mentor y maestro político: ...y no tengo nada más que decir. En lugar de eso nos recordó a todos -sobre todo a los licenciados y doctores que tendrán que trabajar de camareros- que somos la segunda potencia del mundo en turismo.
En éstas manos estamos y de éstas mentes depende nuestro futuro. Sí, poco más que añadir.

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