jueves, 11 de mayo de 2017

Rien ne va plus

No, no está prohibido por ley; es perfectamente legal que alguien que ha sido secretario general de una empresa de apuestas y juegos de azar, CODERE, líder del sector en España, pero también con implantación en Italia, Brasil,  México, Argentina, Panamá y Uruguay (alcanzando un total de 3.984 puntos de apuestas en 2016 según se nos informa en su propia página web) sea poco tiempo después ministro de Justicia de España, como resulta ser el caso del señor Rafael Catalá Polo. Cierto es que antes -y después- ha ejercido cargos de alto nivel en la Administración del Estado (en los ministerios de Sanidad, Administraciones Públicas, Educación y Fomento) y AENA, pero ¿no había nadie más adecuado que el ex-directivo de una empresa de bingos y casinos -que simultaneó sus responsabilidades como patrono de la Fundación CODERE con sus responsabilidades en el Ministerio de Fomento- para que asumiera en España el papel de máximo garante de la recta administración de la Justicia y ejerciera de Notario Mayor del Reino? ¿será ésto o quizá sea esa mirada perpetuamente inquisitiva -como quien escanea el entorno para descubrir posibles peligros o escudriñar de sus interlocutores hasta los pensamientos- la que me hace dudar de sus explicaciones recientes sobre la ausencia de  injerencia por parte del poder ejecutivo al mover -y promover- directa o indirectamente a jueces y fiscales, como si el  poder judicial en su conjunto  fuera también de su responsabilidad directa? ¿será -y no sé si resultaría la mejor de las posibilidades- simplemente un ejemplo más del Principio de Peter?
Ignoro -aunque lo sospecho- la causa de la creciente desconfianza de la ciudadanía en las instituciones del Estado, pero los casos diarios de corrupción que afloran apestando tras años en las sombras -o semisombras- del poder son los que más contribuyen, desde luego, a que ésta desconfianza se incremente día a día, y las explicaciones del señor ministro respecto a la independencia del poder judicial, que más parecen los manejos propios de un experto en el arte del trile, no contribuyen, desde luego, a restablecer la confianza de los españoles en las instituciones, asunto por el que el señor ministro afirma estar muy preocupado, sin ser consciente, al parecer, de que él mismo es parte y causa del problema.
Resulta increíble que un pueblo como el nuestro, con fama de tener la sangre bastante caliente soporte la indignidad diaria de ser gobernado por corruptos integrales, cuya única prioridad y ocupación es velar por lo suyo -incluso cuando por la fuerza de las evidencias del latrocinio ingresan en prisión, no he oído que nadie plantee la restitución de lo robado- dejando de continuo desatendidos los intereses del país y de sus habitantes. Que nadie se sorprenda si cualquier día se oye un atronador y colectivo no vá más en esta mesa de casino que ahora resulta ser España.

No hay comentarios :

Publicar un comentario