En el debate entre Rubalcaba y Rajoy, éste último repitió unas cuantas veces su fórmula para la solución global de los problemas que padecemos: ha de crearse empleo para que todos tengamos dinero que gastar, reactivar la economía por un aumento de la demanda y que el Estado pueda, vía impuestos, obtener fondos para pagar los servicios públicos. ¿La piedra filosofal o un cuento de la lechera macroeconómico?. En realidad es otra versión de la tesis tan cara a los neoliberales de que una vez ahíto el gran capital, con las migajas nos podemos alimentar todos. No hay contraste real de que esto haya sido cierto nunca, la voracidad infinita es consustancial al capitalismo y, salvo el paréntesis de la época posterior a la segunda guerra mundial donde un pacto temporal entre las fuerzas capitalistas y los trabajadores dieron lugar en Europa al modelo del Estado del bienestar, el capitalismo ha ido tensando cícilicamente la cuerda hasta romperla en sucesivas ocasiones a lo largo de la historia.
Porque lo que se deducía de la exposición del señor Rajoy -aunque eso no lo dijo- es que para echar a rodar esa rueda de la fortuna -la creación de empleo- lo primero es que los empresarios -ahora se denominan emprendedores, que debe ser más meritorio- fijen las condiciones que ellos crean necesarias para poder invertir su dinero, varias de las cuales ya las han apuntado y están en la mente de todos. Condiciones que implican, de hecho, el desmontaje del Estado del bienestar tal y como lo conocemos, o en final del "café para todos" en expresión coloquial del vicepresidente de CEOE, utilizando sus conocimientos en el sector de la hostelería. No sé si el señor Rajoy dictaminaría que esta deducción es una insidia o un juicio de intenciones por mi parte, como ayer le espetó al señor Rubalcaba, pero yo creo que es la aplicación del puro sentido común, ese tan valorado por el propio señor Rajoy.
Porque lo que se deducía de la exposición del señor Rajoy -aunque eso no lo dijo- es que para echar a rodar esa rueda de la fortuna -la creación de empleo- lo primero es que los empresarios -ahora se denominan emprendedores, que debe ser más meritorio- fijen las condiciones que ellos crean necesarias para poder invertir su dinero, varias de las cuales ya las han apuntado y están en la mente de todos. Condiciones que implican, de hecho, el desmontaje del Estado del bienestar tal y como lo conocemos, o en final del "café para todos" en expresión coloquial del vicepresidente de CEOE, utilizando sus conocimientos en el sector de la hostelería. No sé si el señor Rajoy dictaminaría que esta deducción es una insidia o un juicio de intenciones por mi parte, como ayer le espetó al señor Rubalcaba, pero yo creo que es la aplicación del puro sentido común, ese tan valorado por el propio señor Rajoy.
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