Parecen claras la falta de equidad y de representatividad del sistema electoral vigente en este país. También parece muy inocente pretender que los principales beneficiarios de esa inequidad, es decir, tanto los dos principales partidos con implantación estatal como los partidos nacionalistas, sean quienes hayan de reformarlo con intención de hacerlo más justo.
A grandes males, grandes remedios; propongo la creación de dos nuevos partidos políticos: el de los parados y el de los pensionistas (PAPAR y PAPEN, como muestra de mi falta de imaginación para las siglas). El primero de ellos tendría actualmente un voto potencial de unos 5 millones de votos y el segundo de unos 9 millones. Ni la regla d'Hont ni cualquier otro artificio electoral sería capaz de subvertir la democracia ante semejantes números; el señor Rajoy tiene hoy una mayoría absolutísima con menos de 11 millones de votos, aproximadamente un 30% del total de posibles votantes: hagan ustedes las cuentas. Quizá sea la única manera de que comiencen a resolverse las cosas, atendiendo antes a las personas que a los mercados.
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