Farragoso, pero no por pretender exactitud y claridad, si no por todo lo contrario, el programa del PP que finalmente hemos conocido abunda en ambigüedades y frases de complejo significado. En todo caso, parece responder las conocidas tesis neoliberales que implican, a grandes rasgos, reducir al máximo al estado, de manera que moleste lo menos posible a los intereses del gran capital. Con la que está cayendo, no puede entenderse de otra forma una de las pocas afirmaciones explícitas del programa: la bajada de impuestos. Porque un Estado más débil, con menos recursos vía impuestos, está abocado de forma inevitable a un recorte proporcional de servicios públicos comenzando por los más gravosos: sanidad, educación y asistencia social. Y a privatizar todo lo que dentro de estos servicios públicos pudiera ser "negocio". Comprendido esto, sí puede decirse que el programa del PP está claro como el agua, pero no de la lectura de las páginas de alambicada redacción que el PP ha hecho públicas como su programa oficial de propuestas de cara a las elecciones generales del 20 de Noviembre. Esto supone sumarse al cambio -a peor, para la mayoría- que nos propone el PP.
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