lunes, 23 de agosto de 2021

Realpolitik a la española

Si lo he entendido bien, la realpolitik según Pedro Sánchez, pasa por ubicar en ciertos ministerios clave de su gobierno a figuras que cuenten con el beneplácito  de la derecha: así Fernando Grande-Marlaska en Interior, Margarita Robles en Defensa, José Luis Escrivá en Seguridad Social ó Nadia Calviño en Economía, por ejemplo (que hay otros, he mencionado sólo a los más evidentes); es decir, que siendo el secretario general de un partido, el PSOE, que alternativamente mira a la izquierda o, directamente, es la izquierda, dispone de ministros capaces de desarrollar políticas de derecha con eficacia (que fueran simultáneamente eficientes ya sería pedir demasiado), lo cual tiene el efecto indudable  de aminorar hasta casi desactivar la contestación de los partidos de la derecha, a los cuales sólo deja margen para ponerse en ridículo -tampoco hay que esforzarse mucho para ello- por lo desaforado e improcedente de sus críticas al gobierno; desde ese punto de vista la estrategia funciona; el único inconveniente es que ello implica que un gobierno supuestamente de izquierdas implementa realmente y de forma habitual políticas de derechas.

Simultáneamente, y como complemento de esa estrategia, el presidente del gobierno mantiene una perpetua labor de cerco y achicamento del espacio político de la verdadera izquierda, UP (socios de gobierno, a su pesar), contrapesando de inmediato cualquier medida de contenido social que se lleve a cabo por éstos con contramedidas ordenadas desde un ministerio espejo (del grupo de los mencionados al principio), encargado de esa tarea secante; como diciendo a la derecha (y al Ibex35): hasta ahí les dejo, que veáis. El prototipo de esta estrategia lo constituye el enfrentamiento protagonizado por  Yolanda Díaz al frente del Ministerio de Trabajo al que se encarga de dar la réplica casi de forma instantánea el ministro de Seguridad Social, Jose Luis Escrivá, (alternativamente, Nadia Calviño, desde el Ministerio de Economía) que también tiene que estar atento a controlar lo que se haga desde el Ministerio de Igualdad cuya titular es Irene Montero, también de UP, ya que el ministro de Seguridad Social también lo es de Inclusión y Migraciones (novedosa amalgama, que se entiende mejor por lo antedicho). No sé porqué, ésto me recuerda a la lengua inglesa, que tiene muchas palabras duplicadas: una de origen sajón y otra de origen normando.

Aunque, bien mirado, esa realpolitik de Pedro Sánchez no es ninguna novedad: viene a ser la adaptación circunstancial de las esencias del bipartidismo que instauró la Transición del 78, a la pureza de las cuales el PSOE no puede disimular que le gustaría regresar de inmediato. Creo que no va a poder ser: ya está bien que un sistema político aguante más de cuarenta años sin renovarse (o sustituírse); la Primera Restauración duró aproximadamente lo mismo.

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