viernes, 8 de junio de 2018

Las formas

Sorprendió generalmente una de las últimas manifestaciones del anterior ministro de Justicia, Rafael Catalá, sobre el juez que discrepaba en considerar como violación la del juicio sobre  La Manada, no tanto por la valoración que a cada uno puedan merecer las opiniones de ese juez, sino por el hecho de que el propio ministro de Justicia se subiera a la cresta de la ola de la opinión pública y mediática, vertiendo veladas acusaciones sobre la capacidad y singularidad del mismo. Y digo que sorpendió generalmente porque se salía de ese perfil gris y de poca personalidad propios de los ministros que M. Rajoy tenía por costumbre designar para diluir su propia inusustancialidad; pero yo tenía alguna referencia de primera mano sobre las actuaciones del señor Catalá durante los inicios de su carrera administrativa como Subdirector General de Ordenación y Política de Recursos Humanos en el Ministerio de Sanidad (1988-92) que podrían explicar esa mirada alternativamente huidiza y escrutadora -más que mirar, escanea- que muestra habitualmente el personaje y que denota una conciencia no muy limpia y la voluntad propia de las personas de recursos limitados que pretenden compensar con una disposición a hacer  lo que sea para obtener alguna ventaja o beneficio para sí mismo; quizá esa mirada de -mal- jugador de póquer sea  herencia de su época como Secretario General y Secretario de su Consejo de Administración de CODERE, una de las empresas españolas más importantes del sector del juego y apuestas.
En todo caso, sus constantes injerencias -siempre desmentidas por él sin aparente rubor- a la independencia judicial han hecho de la supuesta separación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial un puro guiñol y ha logrado sucesivas protestas de las Asociaciones de Jueces y de Fiscales, letrados de la Administración de Justicia, Colegios de Abogados, etc. También tiene el dudoso honor de ser uno de los cinco ministros de los gobiernos de M. Rajoy reprobados por el Congreso de los Diputados (doble, ya que fué el primero).
Para concluir su carrera, ha optado por la fea singularidad de ser el único ministro que no ha estado  presente en la toma de posesión de su sucesora en el cargo como de ministra de Justicia, Dolores Delgado, ¿el motivo? asistir al acto de jura de letrados e imposición de medallas a los letrados con más de 25 años de ejercicio en Cuenca (por cierto, entre éstos últimos estaba José Ángel Cañas, imputado por la Audiencia Nacional por una presunta mordida de 200.000 euros según figura en los papeles de Bárcenas, como gerente del PP en Castilla-La Mancha).
Revelador que un ministro de Justicia -y por tanto, notario mayor del Reino- no alcance ni a guardar las formas, aunque ya lo dijo Phillips Brooks (obispo y predicador espiscopaliano estadounidense): La grandeza de una persona se puede manifestar en los grandes momentos, pero se forma en los instantes cotidianos, y más llano: de donde no hay no se puede sacar.

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