viernes, 5 de agosto de 2016

Tercio de varas

Odón Elorza es uno más de los notables socialistas que defiende que el PSOE finalmente se abstenga para facilitar la investidura de Mariano Rajoy y un gobierno del PP que evite la necesidad de unas terceras elecciones; eso sí, defiende igualmente que ésto sea una venta y no un cesión graciosa con el único objetivo de asegurar para el PSOE la jefatura de la oposición: asegura que debe haber condiciones claras y concretas y siempre después de que el hoy presidente en funciones sea castigado en una primera votación (y guardar mínimamente las formas por parte del PSOE, de paso).
Puede que tenga más justificación una venta -obtener algo a cambio- de su abstención, pero no creo que tal transacción estuviera en la mente de la mayoría de los cinco millones y medio de personas que votaron al PSOE en las pasadas elecciones. También, según Elorza, Mariano Rajoy debe ser castigado en primera votación, como un toro en el primer tercio, o tercio de varas, imagino que con el objetivo de  que el puyazo haga que sea consciente -más- de la poca fuerza que le asiste aún siendo el PP el partido con más escaños en el Congreso de los Diputados; aunque también podría servir para descubrir las condiciones de bravura, temperamento y comportamiento (si es bravo o manso; si es fijo o distraído; si es pronto o tardo; si humilla, si recarga, si embiste apretando con un pitón; si trata de quitarse la vara y hace sonar el estribo; si es fuerte o blando) o para ahormarlo para su lidia, mediante puyazos breves, bien colocados y dosificados, restándole poder y corrigiendo defectos de su embestida o para que nos recreemos en la belleza del toro bravo en acción: cuando se arranca con alegría al caballo y recarga, retorciendo la cola, indicador inconfundible de genio y bravura, como aquí se describe. Personalmente esto último no lo creo, las cualidades de manso (suele escarbar y olfatear, lavantar las manos, olisquear los burladeros y saltarlos intentando huir, no se arranca a los caballos si no se le tapa la salida, tampoco se arranca si se le cita de largo, hace extraños, recula y se va de la suerte...) del presidente del gobierno son de sobra conocidas. También es sabido que los mansos pueden resultar los más peligrosos y que pelearse con ellos requiere mucha seguridad y valor.
En todo caso, aquí se muestran partidarios de no abreviar el tercio de varas reduciéndolo a un sólo puyazo, ya que así se inutiliza el toro para la lidia, el ganadero se queda sin apeciar las cualidades de su pupilo y el aficionado llega a sentir respuslión y asco y se propone, en consecuencia,  un tercio de varas  con un mínimo de tres puyazos (pero sólo con la pirámide de acero, no hasta la cruceta) y, en su defecto, que sea condenado a banderillas negras. Que yo traduzco como que lo mejor sería -a pesar de todo-  ir a unas terceras elecciones: lo de las banderillas negras parece aún peor: ¿serán los hombres de negro de la Troika?

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