Mariano Rajoy, que ya hace unas semanas dijo -sobre todo para que le oyeran en Europa y en los mercados- desear la formación de un gobierno a la mayor celeridad y que ayer mismo insistió en que hay que conseguirlo lo antes posible, ha pospuesto, sin embargo, la decisión de la aceptación de las condiciones de Albert Rivera que le permitirían avanzar en su investidura como presidente de gobierno hasta el miércoles 17 de Agosto; en esa fecha se reunirá con el Comité Ejecutivo Nacional del PP, que decidirá -eso nos dice- sobre la mencionada aceptación. Ese órgano de dirección del PP, integrado por más de cien cargos, teóricamente se reune una vez al mes pero no ha decidido nada mediante votación formal al menos desde 1990. Se vé que ésta vez el señor Rajoy quiere asegurarse su apoyo y de paso, también el puente de Agosto en Sangenjo. Y que a nadie le sorprenda ésta celeridad, para eso entrena el andar rápido. (Vemos como Rajoy desaparece por un lado del escenario a paso algo marxista -como Groucho, pero en robótico- con una maleta, el puro y el Marca doblado bajo el brazo. Como sólo puede mover un brazo, lo mueve el doble, estilo legionario).
Y mientras él se toma el puente para pensar, según ha declarado, ha trasladado por triplicado -será por asegurarse de que le llega, dicen está en Vera, de vacaciones y seguramente algo distraído- al líder del PSOE el mensaje de que es necesaria su participación para alcanzar la
investidura, ya que sin el PSOE no sería posible; para que piense también en el puente, no va a ser él solo el que se tome tan estresante trabajo.
Vamos, que lo del gobierno es urgente, pero parece que no tanto como el puente y las vacaciones (de los que pueden tomárselas).
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