El presidente del Gobierno en funciones y del PP, Mariano Rajoy, ha manifestado hoy su deseo de que el PSOE actúe al final con sentido
común, porque, una vez que los españoles han hablado, esto no se
aguanta más ya y estar sin Gobierno es una situación absurda.
Con poco más contenido en su discurso que éstas simplezas, después de que los españoles, efectivamente, hablaran -por dos veces- pero de modo al parecer tan complejo que la clase política -y, en concreto, el propio señor Rajoy- no ha sido capaz de interpretar el mensaje, insiste el presidente del gobierno en funciones en que los demás le arreglen el asunto, para que el pueda seguir a lo suyo. ¿Eso es todo lo que le dicta su sentido común para no seguir aguantando ésta situación absurda?
Y cuando he mencionado simplezas no es por menosprecio; pocos como el señor Rajoy han sabido sintetizar en uno dos de los once principios de la propaganda atribuídos a Goebbels: el de la vulgarización (toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente
de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa
a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar.
La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa;
además, tienen gran facilidad para olvidar) y el de la unanimidad (llegar a convencer a mucha gente de que piensa "como todo el
mundo", creando una falsa impresión de unanimidad); que bien podría denominarse en su honor y a partir de ahora, el principio de la rajoyzación: toda propaganda debe ser Popular, y adaptar su nivel al de todo el mundo con sentido común y como Dios manda.
Además, así ya sólo serían diez los principios, un número más estándar. Y estoy convencido que si al señor Rajoy se le diera el tiempo suficiente, podría conseguir resumirlos en dos: votar al PP sobre todas las cosas y amar al prójimo que haga lo mismo.
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