Pues sí, esto resulta ser la Justicia en éste país: un marmolillo sujetando una balanza timada y que lleva tapados no sólo los ojos, aquí también las narices y los oídos, o sea, totalmente desconectada de la realidad que le rodea, algo así como la síntesis mejorada de los tres monos sabios de la mitología japonesa -Mizaru, Kikazaru e Iwazaru- que en el código filosófico y moral santai simbolizaban la absoluta sumisión al sistema, un código de conducta que recomendaba la prudencia de no ver ni oír la injusticia, ni expresar la propia insatisfacción. Mejorada porque ésta Justicia ni siquiera huele.
El sastre José Tomás ha manifestado su indignación al conocer la sentencia del juicio de los trajes a Camps y Costa: lo entiendo perfectamente, al igual que su perplejidad ante el hecho de que la evidencia no sea suficiente. Pero debe considerar que esto es normal para alguien que ni ve, ni oye, ni huele. Y que además, es de piedra. Y para alucinar en colores, que espere el resultado de los juicios a Garzón, o el de Urdangarín, si finalmente se celebra.
El sastre José Tomás ha manifestado su indignación al conocer la sentencia del juicio de los trajes a Camps y Costa: lo entiendo perfectamente, al igual que su perplejidad ante el hecho de que la evidencia no sea suficiente. Pero debe considerar que esto es normal para alguien que ni ve, ni oye, ni huele. Y que además, es de piedra. Y para alucinar en colores, que espere el resultado de los juicios a Garzón, o el de Urdangarín, si finalmente se celebra.
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