¡Pobre don Manuel!, ni en efigie le dejan quieto. Si su busto, que fue instalado hace tres semanas en el vestíbulo de Isabel II del Congreso de los Diputados, ya ha sido objeto de zarandeo a los pocos días de la llegada del PP al poder, él, que ya en su día opinó sobre la hispánica manía del trasiego de restos de fenecidos ilustres, supongo que desde su tumba en Francia estará pensando que menos mal que no ha prosperado la idea del traslado de sus restos a España. Y si en el PP tienen problemas con la ubicación definitiva -donde no estorbe a los importantes eventos políticos actuales- del busto de un español Jefe de Estado y de gobierno, les sugiero un lugar: Montauban. Más que nada por probar que lo de las dos Españas está superado y mostrar el talante europeísta del PP.
No hay comentarios :
Publicar un comentario