Es conocido el hecho -aunque las posibles explicaciones son todas estremecedoras- de que, según los datos de la Agencia Tributaria correspondientes al año 2009, la diferencia entre lo que declara un trabajador autónomo (empresario) y un trabajador por cuenta ajena (asalariado) es de 8.300 euros a favor del segundo. Sí, eso es, lo ha entendido usted bien, un trabajador por cuenta ajena declara ganar de media, según esos datos, 8.300 euros más que un empresario. ¿Como es esto posible?; pues porque el 90% de los trabajadores por cuenta propia declaró ganar ese año menos de 12.000 euros. Además, esa diferencia -8.300 euros- es la mayor de la serie histórica de datos que comenzaron a contrastarse en 1993 y que siempre ha sido favorable al trabajador asalariado; vamos que podríamos clasificar al 90% de los empresarios de este país como oficial e históricamente pobres.
Parece que ahora, desde la Generalitat catalana, desde el PP y desde el sector empresarial de este país se está promoviendo la idea de implantar una póliza especial de seguro sanitario a partir de un cierto nivel de renta. Si estableciéramos ese nivel de renta en 12.000 euros anuales resulta que el 90% de los empresarios de este país no podrían contratar ese seguro adicional. O sea, que con el fin de garantizar la eficiencia de la asistencia sanitaria, los empresarios nos están organizando a los trabajadores un moderno -aunque no gratuito- sistema sanitario gestionado por la iniciativa privada aunque eso les cueste a ellos el sacrificio de tener que acogerse a los beneficios de una sanidad pública y gratuita, sólo para pobres. Para que luego digan que los empresarios de este país no arriman el hombro.
Parece que ahora, desde la Generalitat catalana, desde el PP y desde el sector empresarial de este país se está promoviendo la idea de implantar una póliza especial de seguro sanitario a partir de un cierto nivel de renta. Si estableciéramos ese nivel de renta en 12.000 euros anuales resulta que el 90% de los empresarios de este país no podrían contratar ese seguro adicional. O sea, que con el fin de garantizar la eficiencia de la asistencia sanitaria, los empresarios nos están organizando a los trabajadores un moderno -aunque no gratuito- sistema sanitario gestionado por la iniciativa privada aunque eso les cueste a ellos el sacrificio de tener que acogerse a los beneficios de una sanidad pública y gratuita, sólo para pobres. Para que luego digan que los empresarios de este país no arriman el hombro.
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