jueves, 8 de octubre de 2009

Consecuencias de la corrupción


Hace unos meses Mariano Rajoy expresaba -incluso antes de que se lo preguntaran- su convencimiento de que la trama Correa no implicaba la corrupción generalizada e institucionalizada en el PP, si no que se trataba de casos puntuales y aislados. Esa teoría, a falta de confirmación judicial, parece que a día de hoy es insostenible a la vista de las pruebas y testimonios contenidos en la parte del sumario relativo a este caso y que se ha hecho público. Es comprensible su pánico ante el abismo que -como en los sueños- se va abriendo a su alrededor, pero creo que en estas circunstancias, lo peor para su partido es que persista en su habitual inacción, que, teniendo en cuenta otras informaciones, más parece impotencia. Si no quiere o no puede -a los efectos, tanto da- lo mejor es que deje en otras manos la responsabilidad de quien quiera y pueda proceder a una insoslayable limpieza y reorganización en el PP. Tampoco la estrategia de justificarlo todo con el respaldo de quienes les votan puede durar por mucho tiempo. Conozco testimonios de antiguos militantes del PP bastante desencantados con la situación actual y deseando una verdadera renovación. Sin ser simpatizante del PP, creo que si la oposición es mala, el gobierno automáticamente baja el listón acomodándose a esa falta de exigencia, y digan lo que digan las encuestas sobre quien ganaría las elecciones en éstos momentos, deberíamos prestar antes atención al aumento del porcentaje previsto de abstención: el respaldo popular a esta imperfecta democracia podría caer bajo mínimos Lo que menos interesa a éste país en estos difíciles momentos.

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