I
La clase política se está acostumbrando -y los medios lo han ido aceptando, salvo plantes esporádicos- a comunicarse con la sociedad a golpe de comunicado, de declaraciones cerradas. En relación con el desarrollo del culebrón Gürtel, veo en El País Digital de hoy dos comunicados, uno del PP estatal y otro del PP valenciano, por cierto, contradictorios o no totalmente coincidentes (II). Ayer fué otro comunicado, el de Ricardo Costa. Análisis sí, pero ninguna interpelación o entrevista a ninguno de los implicados transmitiendo esas preguntas que todos tenemos en mente y cuya respuesta pudiera resultar esclarecedora, aunque fuera por omisión. Y es que de la realidad forma parte tanto lo que se dice -sea finalmente verdad o no- como lo que se calla. No es casual que la fórmula empleada en declaraciones formales ante la justicia se refiera a la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Y en un juicio se responde a preguntas, no se hacen declaraciones. Supongo que será porque la experiencia ha demostrado que es el mejor método de conocer la verdad.
II
A pesar del minimalismo -seguramente reflejando la personalidad de Mariano Rajoy- del comunicado del PP en relación con la supuesta dimisión de Ricardo Costa, en cada una de sus escasa líneas existen contradicciones con lo expresado en el resto de comunicados, el del PPCV y el del propio Ricardo Costa. Se afirma en el comunicado del PP que Ricardo Costa suspende temporalmente -que descubrimiento del PP, éste de los ceses transitorios- sus funciones, tanto en el partido como en las de portavoz del grupo parlamentario popular en Las Corts. En el de Ricardo Costa se lee que ha pedido que Camps trasmita a Mariano Rajoy que "no he aceptado presentar mi dimisión, que sólo podría -de nuevo la habitual confusión entre poder y deber- producirse si hubiera incumplido mis obligaciones". Menos mal que en el comunicado del PPCV, podemos leer que "si se produjera dicha investigación -del PP sobre la actuación de Ricardo Costa- éste se abstendría de sus funciones como secretario general del PPCV, pero no como portavoz del grupo parlamentario". Rajoy, seguramente ocupado en redactar "instrucciones correctas y acordes a los Estatutos, justas y en beneficio del PP", según encabeza Costa su comunicado, no nos comunica nada. Para Cospedal, Secretaria General del PP, Costa ya no está en la actividad política. Pons, responsable de comunicación del PP, nos anunció la hora de las resoluciones, las cuatro de la tarde -una antes que para los toreros- pero parece que no el día. Sugiero que, para resolver de una vez este embrollo, se les convoque a todos a un programa de televisión tomatero -seguro que en este tema hay tomate para una buena tomatina- que, por una vez, cumplirían con la función social que se les supone a los medios. Lo de los comunicados puede resultar muy cómodo para los declarantes pero acaba resultando un lío para el personal.
La clase política se está acostumbrando -y los medios lo han ido aceptando, salvo plantes esporádicos- a comunicarse con la sociedad a golpe de comunicado, de declaraciones cerradas. En relación con el desarrollo del culebrón Gürtel, veo en El País Digital de hoy dos comunicados, uno del PP estatal y otro del PP valenciano, por cierto, contradictorios o no totalmente coincidentes (II). Ayer fué otro comunicado, el de Ricardo Costa. Análisis sí, pero ninguna interpelación o entrevista a ninguno de los implicados transmitiendo esas preguntas que todos tenemos en mente y cuya respuesta pudiera resultar esclarecedora, aunque fuera por omisión. Y es que de la realidad forma parte tanto lo que se dice -sea finalmente verdad o no- como lo que se calla. No es casual que la fórmula empleada en declaraciones formales ante la justicia se refiera a la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Y en un juicio se responde a preguntas, no se hacen declaraciones. Supongo que será porque la experiencia ha demostrado que es el mejor método de conocer la verdad.
II
A pesar del minimalismo -seguramente reflejando la personalidad de Mariano Rajoy- del comunicado del PP en relación con la supuesta dimisión de Ricardo Costa, en cada una de sus escasa líneas existen contradicciones con lo expresado en el resto de comunicados, el del PPCV y el del propio Ricardo Costa. Se afirma en el comunicado del PP que Ricardo Costa suspende temporalmente -que descubrimiento del PP, éste de los ceses transitorios- sus funciones, tanto en el partido como en las de portavoz del grupo parlamentario popular en Las Corts. En el de Ricardo Costa se lee que ha pedido que Camps trasmita a Mariano Rajoy que "no he aceptado presentar mi dimisión, que sólo podría -de nuevo la habitual confusión entre poder y deber- producirse si hubiera incumplido mis obligaciones". Menos mal que en el comunicado del PPCV, podemos leer que "si se produjera dicha investigación -del PP sobre la actuación de Ricardo Costa- éste se abstendría de sus funciones como secretario general del PPCV, pero no como portavoz del grupo parlamentario". Rajoy, seguramente ocupado en redactar "instrucciones correctas y acordes a los Estatutos, justas y en beneficio del PP", según encabeza Costa su comunicado, no nos comunica nada. Para Cospedal, Secretaria General del PP, Costa ya no está en la actividad política. Pons, responsable de comunicación del PP, nos anunció la hora de las resoluciones, las cuatro de la tarde -una antes que para los toreros- pero parece que no el día. Sugiero que, para resolver de una vez este embrollo, se les convoque a todos a un programa de televisión tomatero -seguro que en este tema hay tomate para una buena tomatina- que, por una vez, cumplirían con la función social que se les supone a los medios. Lo de los comunicados puede resultar muy cómodo para los declarantes pero acaba resultando un lío para el personal.
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