Como ejemplos de esta
matización -no puramente lingüística- podríamos citar algunos: se puede
(pero no se debe) consentir por parte de la ciudadanía que sus
represetantes políticos utilicen el sufrimiento de amplios sectores de
la población debido a la pandemia de forma puramente partidaria,
utilizándolo como combustible para sus fuegos particulares; se puede
(pero no se debe) contemplar antes los intereses de las empresas y del
gran capital que los de la mayoría de los españoles; se
puede (pero no se debe) continuar ignorando las promesas por parte del
partido mayoritario en el gobierno actual en cuanto a la derogación
efectiva de las leyes retrógradas y lesivas para la mayoría de la
población y promulgadas por el PP a partir de 2010, tales como la Reforma Laboral o la Ley Mordaza; se puede, (pero no
se debe) ignorar los derechos y la dignidad de nuestros mayores...todo ello se ha podido y se está pudiendo hacer, indebidamente.
Resumiendo, si le hubiera querido Sánchez dar más fuerza al lema, hubiera debido emplear España debe; sin ser devoto del autoritarismo, creo que actualmente los españoles necesitamos que nos digan -con argumentos y razonadamente- lo que debemos hacer, no lo que podemos hacer (uno de los puntos débiles de la denominada desescalada ha sido confiar en la madurez, responsabilidad y autodisciplina colectiva de los españoles: la inmadurez, irresponsabilidad e indisciplina no son sólo anecdóticas, a diario tenemos ejemplos de ello; puede que sea un minoría de españoles, pero me temo que no, habida cuenta la cantidad de tontos existentes). Sí, en las circunstancias actuales hay que emplear más el tono de lo que debemos que de lo que podemos: lo primero es lo concreto y efectivo, lo segundo es etéreo voluntarismo buenista. Una vez decidido que es lo que debemos hacer, que sería -en su consideración como Razón de Estado- lo primero a concretar, claro. A este respecto, un buen escenario concreto -o diagnóstico de prioridades- son las propuestas de Sánchez: transición digital, transición ecológica, cohesión social y territorial y un cambio feminista; sólo falta que esta vez se pase del se puede al se debe y, finalmente, se lleve a la práctica (cosa que no suele ocurrir).
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