martes, 1 de septiembre de 2020

Se puede (si se quiere)

Nadie no puede arrimar el hombro, ha manifestado Sánchez durante su conferencia ante banqueros, empresarios y agentes sociales. Es conocida la dificultad del empleo de la doble negación en español (que se lo digan a James Rhodes); creo que hubiera sido  más correcto decir Nadie puede no arrimar el hombro; tal y como se ha expresado el presidente del gobierno me recuerda ligeramente a Polifemo después de perder su ojo por la perfidia de Ulises. Y aún así, el lema genérico de la conferencia, España puede (tan peligrosamente cerca del lema de Unidas Podemos, Sí se puede) mantiene la tradicional confusión entre los verbos poder y deber; habitualmente decimos que no se puede hacer tal cosa cuando queremos decir que no se debe, justamente después de constatar que se ha hecho (indebidamente).

Como ejemplos de esta matización -no puramente lingüística- podríamos citar algunos: se puede (pero no se debe) consentir por parte de la ciudadanía que sus represetantes políticos utilicen el sufrimiento de amplios sectores de la población debido a la pandemia de forma puramente partidaria, utilizándolo como combustible para sus fuegos particulares; se puede (pero no se debe) contemplar antes los intereses de las empresas y del gran capital que los de la mayoría de los españoles; se puede (pero no se debe) continuar ignorando las promesas por parte del partido mayoritario en el gobierno actual en cuanto a la derogación efectiva de las leyes retrógradas y lesivas para la mayoría de la población y promulgadas por el PP a partir de 2010, tales como la Reforma Laboral o la Ley Mordaza; se puede, (pero no se debe) ignorar los derechos y la dignidad de nuestros mayores...todo ello se ha podido y se está pudiendo hacer, indebidamente.

Resumiendo, si le hubiera querido Sánchez dar más fuerza al lema, hubiera debido emplear España debe; sin ser devoto del autoritarismo, creo que actualmente los españoles necesitamos que nos digan -con argumentos y razonadamente- lo que debemos hacer, no lo que podemos hacer (uno de los puntos débiles de la denominada desescalada ha sido confiar en la madurez, responsabilidad y autodisciplina  colectiva de los españoles: la inmadurez, irresponsabilidad e indisciplina no son sólo anecdóticas, a diario tenemos ejemplos de ello; puede que sea un minoría de españoles, pero me temo que no, habida cuenta la cantidad de tontos existentes). Sí, en las circunstancias actuales hay que emplear más el tono de lo que debemos que de lo que podemos: lo primero es lo concreto y efectivo, lo segundo es etéreo voluntarismo buenista. Una vez decidido que es lo que debemos hacer, que sería -en su consideración como Razón de Estado-  lo primero a concretar, claro. A este respecto, un buen escenario concreto -o diagnóstico de prioridades- son las propuestas de Sánchez: transición digital, transición ecológica, cohesión social y territorial y un cambio feminista; sólo falta que esta vez se pase del se puede al se debe y, finalmente, se lleve a la práctica (cosa que no suele ocurrir).

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