Lerdo (diccionario RAE): Tardo y torpe para comprender o ejecutar algo; hasta para insultar hace falta alguna adecuación y atención en la elección de la palabra; que a Jiménez Losantos que vive de ella no se le haya ocurrido otra para insultar a Alberto Garzón, actual ministro de Consumo, indica cierta pobreza argumentativa. ¿Puede realmente ser un lerdo quien ha cursado estudios de Administración y Dirección de Empresas en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales y también de Economía en la Universidad de Málaga y posteriormente obtenido un máster de Economía Internacional y Desarrollo impartido por el
departamento de Economía Aplicada (en un tiempo anterior a cargo del inolvidable José Luis Sampedro) en la Universidad Complutense de Madrid, fué elegido dirigente de Izquierda Unida en 2016 (con 30 años) y nombrado ministro del gobierno de España en 2020 (con 34 años)? Es posible, pero improbable. Ni torpe ni, desde luego, tardo.
Y es que quien ha hecho de su modo de vida ser azote de políticos -preferentemente si son de izquierdas- en los medios, es normal que ande corto de epítetos denigrantes, incluso incluyendo los de fabricación propia. Ante un embobado Bertín Osborne oyendo a un oráculo venido arriba -que, seguramente, se sintió así mismo como maná ante un desierto- Losantos, basado en sus experiencias juveniles de comunista-comunero, le daba una lección magistral a Osborne sobre la clara concomitancia -por no decir simbiosis- entre comunistas y millonarios; toda una tesis -bastante improbable también- a desarrollar; es fácil suponer tanto que los verdaderos millonarios no se quieran hacer comunistas como que a los verdaderos comunistas no se les permita -por sus propias convicciones, entre otras limitaciones- hacerse millonarios.
En fin, que por no extenderme, me veo obligado a recurrir, de nuevo, a la sabiduría popular: No ofende quien quiere sino quien puede.
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