No es que Ciudadanos -Alberto Carlos Rivera- esté últimamente desnortado, es que finalmente ambos han mostrado su verdadera esencia -por mucho que algunos ex-cargos de ese partido hayan mostrado recientemente su sorpesa y desacuerdo- y esta es la propia de un partido posibilista y carente realmente de ideología desde hace tiempo; por eso no es que esté desnortado, Ciudadanos es un barco fabricado así, para funcionar sin brújula ni timón. Esto es un hecho sin necesidad de mucha argumentación que lo demuestre, pero en su carrera hacia la fama, Rivera ha enloquecido como Calígula, y en una de sus últimamente frecuentes demostraciones de poder se ha venido arriba asegurando: si algunos piensan que el sanchismo tiene que campar a sus anchas, que presenten un partido político; que yo le aconsejaría prudencia con este tipo de sugerencias (las carga el diablo); recuerdo que Cospedal sugirió algo parecido a raíz del 15-M y ahí está Podemos (y ahí está, por eso y por otros merecimientos, el PP).
Yo creo que Rivera debe estar ahora buscando -como Calígula- su propio Incitato para nombrarlo cónsul (Garicano parece que no, ¿Girauta, quizá?) y afirmar así su poder omnímodo. Pero que se guarde de los Querea de su propio partido, que ya deben ser abundantes: cuanto más rápido es el ascenso más dura suele ser la caída. Aunque lo más peligroso para él creo que va a resultar quererse liberar de la presión de las élites económicas que saludaron su irrupción en la política nacional y que ahora le piden la abstención. Por poco que haya ejercido en el sector bancario -en La Caixa, concretamente- parece increíble que desconozca una de las primeras leyes del mercado, esa que casi todos -de grado o por fuerza- conocemos: quien paga, manda.
Al reivindicar su autonomía política con tanto fervor puede acabar convirtiéndose, efectivamente, en autónomo.
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P.S.: ...y así fue, Rivera consiguió convertirse en autónomo en menos de medio año.
Yo creo que Rivera debe estar ahora buscando -como Calígula- su propio Incitato para nombrarlo cónsul (Garicano parece que no, ¿Girauta, quizá?) y afirmar así su poder omnímodo. Pero que se guarde de los Querea de su propio partido, que ya deben ser abundantes: cuanto más rápido es el ascenso más dura suele ser la caída. Aunque lo más peligroso para él creo que va a resultar quererse liberar de la presión de las élites económicas que saludaron su irrupción en la política nacional y que ahora le piden la abstención. Por poco que haya ejercido en el sector bancario -en La Caixa, concretamente- parece increíble que desconozca una de las primeras leyes del mercado, esa que casi todos -de grado o por fuerza- conocemos: quien paga, manda.
Al reivindicar su autonomía política con tanto fervor puede acabar convirtiéndose, efectivamente, en autónomo.
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P.S.: ...y así fue, Rivera consiguió convertirse en autónomo en menos de medio año.