lunes, 27 de mayo de 2019

...et labora

Después de un mes de rezos, ya han llegado y pasado las elecciones europeas, autonómicas y municipales: llega ahora para el PSOE el tiempo de laborar, según la máxima benedictina.
En este bipartidistmo imperfecto al que el reflujo del devenir político del país nos ha traído -tal como una onda amortiguada en física- y con el PSOE en la cresta de esa ola temporal, a éste se le ofrecen, desde el punto de vista estratégico para la gobernabilidad del país, dos posibilidades reales, más una tercera de alcance meramente táctico; las dos primeras pasan por alianzas a derecha (Ciudadanos) o izquierda (Unidas Podemos) y la tercera por la  pomposamente denominada geometría variable (alianzas coyunturales con unos u otros) para sacar adelante políticas concretas sobre distintos temas; si las dos primeras tienen como consecuencia una orientación general coherente -un determinado color político- la tercera tiene por objeto únicamente sobrevivir a las distintas vicisitudes y coyunturas inmediatas para poder continuar al mando del timón del Estado, pero sin necesidad de marcarse un rumbo determinado y con la única intención de sortear la siguiente ola; el color político en éste caso es irrelevante, pero resultaría ser el que un amigo que se se dedicaba a la pintura -más o menos artística- denominaba color puerta: ese tipo de color que nadie sabe definir.
El PSOE ya había avanzado, tras las pasadas elecciones generales, su preferencia por el tacticismo que implica esa tercera posibilidad, pero a la vista del franco retroceso de Unidas Podemos en las últimas elecciones, seguramente vea como más cercano y factible un entendimiento con Ciudadanos, desempolvando y actualizando el Acuerdo para un gobierno reformista y de progreso, total sólo tiene tres años (Ciudadanos no pondría muchos obstáculos, son un barco construído intencionadamente sin timón); lo peor será que dentro de cuatro años, políticamente hablando, estaremos en el mismo sitio, por mucho que prometan los eslóganes como el de la foto (Siempre hacia delante; sí, pero para completar un círculo, gracias a un lastre permanente). Igual que, grosso modo, ahora estamos como hace un siglo.
A ver cuanto me equivoco (que me gustaría que fuera mucho).

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