Respecto a la candidata del PP a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, puede que la mejor actitud fuera no molestarla mientras está en proceso de emanación urbi et orbi su última ocurrencia, tal y como aconsejaba Napoleón (Nunca interrumpas a tu enemigo mientras está cometiendo un error); la mejor actitud para todos aquellos que no simpaticen con el PP, naturalmente.
Aunque me considero cercano a éstos últimos, no puedo resisitirme a comentar algunas de esas ocurrencias, dado que no parece probable que éstas líneas distraigan a la candidata de lanzar otras nuevas; al parecer dispone de un reservorio inagotable, algo parecido a un Vademécum de la simpleza particular (o quizá inspiración desde lo alto, como parece sugerir la foto), con el cual parece que sufre hasta el actual presidente del PP, con todo y no ser tampoco éste ninguna lumbrera.
De todas las propuestas de la candidata pisando insospechados charcos (buscando cumpulsivamente otros nuevos que pisar, como una niña con katiuskas) y que incluyen algunos tan disparatados como incluir a los nonatos entre los integrantes de una familia, ponderar los atascos y los trabajos basura, e informarnos de la conjura de Podemos con su ejército de okupas; la que más me ha sorprendido -que ya tiene mérito- es su propuesta de crear un bono ferroviario para que los madrileños puedan viajar por España con descuento; que, no por recordarme a las promesas de aquél gobernador a los bárbaros de Vilches, me ha evitado perder un rato considerando las dificultades prácticas de todo tipo si llegara el improbable caso de que tal majadería se convirtiera en realidad; he desistido enseguida -recordando el consejo de Napoleón- ya que enumerarlas aquí podría -improbable también, sí, pero posible- distraer a la candidata de lanzar al mercado nuevas propuestas. Que, quieras que no, te alegran el día.
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