sábado, 1 de julio de 2017

Una fatua proposición

Si existe una obra de referencia para mostrar lo que fué en la Inglaterra del siglo XVIII la denominada sátira augusta es el opúsculo de Jonathan Swift titulado A Modest Proposal (Una Modesta Proposición); en él se exponen con detalle los cálculos para demostrar lo factible de la propuesta de fondo: ya que en Irlanda los padres no pueden alimentar a sus hijos, se propone su venta a potentados y burgueses...para que les sirvan de alimento; sí, para que se los coman como lechones de un año (hasta esa edad se amamantaban y no consumían sustento adicional). Reconozco que cada vez que lo releo, admiro la capacidad de Swift para desarrollar sosegada y educadamente una sátira tan salvaje -bastante más concentrada y corrosiva que la de los Viajes de Gulliver-  aportando minuciosa y sosegadamente razonamientos y cálculos irrefutables; a veces al leerlo  mi mente divaga y pienso -mientras, simultáneamente, siento ese escalofrío tan característico de la desesperanza- que he penetrado en la mente de algún alto oficial de las SS que está ocupado encuadernando un plan conteniendo una solución parcial para la infancia -con sus anexos conteniendo los datos y la logística a desarrollar- a incluir dentro de la solución final de la cuestión judía, para presentarlo en la Conferencia de Wansee.
Y, no sé porqué, algo me ha recordado el ensayo satírico de Swift al conocer la propuesta de Ley apoyada por Ciudadanos respecto a la gestación subrogada, antes incluso de oír lo relativo a las granjas de parturientas en Ucrania o India; seguramente el desencadenante mental que me ha llevado desde el texto de la propuesta de Ley a Una Modesta Proposición ha sido la ironía casi satírica -seguramente no intencionada- en la consideración de altruísta para las prestadoras de esos vientres, que, en ese caso, ya no podríamos denominar, propiamente, de alquiler. Pero es que el texto del Artículo 3.2 de la Propuesta de Ley es realmente contradictorio en sí mismo y es difícil deducir de él lo que se ha de entender como altruísmo: La gestación subrogada nunca tendrá carácter lucrativo o comercial. La compensación económica resarcitoria que se pueda fijar sólo podrá compensar las molestias físicas, los gastos de desplazamiento y laborales y el lucro cesante inherentes al procedimiento, y proporcionar a la mujer gestante las condiciones idóneas durante los estudios y tratamiento pre-gestacional, la gestación y el post-parto. La compensación económica será con cargo a los progenitores subrogantes y a beneficio de la mujer gestante. Cualquier actividad de publicidad o promoción por parte de centros autorizados que incentive la gestación subrogada deberá respetar el carácter altruista de aquélla, no pudiendo, en ningún caso, alentarse mediante la oferta de compensaciones o beneficios económicos. El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, previo informe de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida, fijará periódicamente las condiciones básicas que garanticen el respeto al carácter gratuito de la gestación; ¿parir se considera una molestia física? ¿con qué baremo se evalúan las molestias físicas y los gastos? ¿y el lucro cesante de una mujer sin ingresos, por ejemplo? ¿una compensación económica resarcitoria no tiene siempre carácter lucrativo? ¿tiene el Estado que garantizar, además, las condiciones de una compensación gratuita? En otro artículo se especifica como el contrato de gestación por subrogación -ante Notario-  ha de incluir necesariamente la compensación económica que percibirá la mujer gestante por subrogación y forma y modo de percepción; ¿altruísmo?
¿Es necesario legalizar y mercantilizar de forma tan inhumana la maternidad y la gestación de terceros -y el dolor, no sólo las molestias que conlleva- simplemente para satisfacer el deseo de quien desee perpetuar su especie sin ninguna molestia, siempre que pueda pagarlo y existan mujeres que tengan la necesidad -no el altruísmo- de alquilar su cuerpo? Que si ese fuera el argumento de fondo, creo que, precisamente, sería una cuestión de salud pública impedir que tal especie se perpetuara, por legítimas razones eugenésicas.
Y todo ello sin considerar que ya hay muchos niños en el mundo que necesitan atención, una oportunidad para, meramente, sobrevivir.

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