A Rajoy, el extendido cáncer moral de la corrupción -ese asunto por el que, incomprensiblemente, algunos nos interesamos- parece que le ha sugerido la frase Todo lo exagerado acaba por ser irrelevante, que así, a bote pronto, pareciera salida de algún almacén de citas o frases célebres; no he encontrado nada parecido, salvo en los medios que recogen las noticias de actualidad, así es que la reflexión debe ser originalmente suya (o de quien le escribe los comunicados).
Aunque mejor hubiera quedado citando a Ji Hu, antiguo filósofo chino: La tristeza de lo irrelevante se antepone a la hermética paciencia del alma; sí, algo denso para Rajoy, que habría acabado liándose, transformándolo seguramente en algo así como: hay que tener paciencia para anteponer el alma hermética a lo irrelevante de la tristeza: beneficio político.
Igualmente Ji Hu, 28 siglos antes de la existencia del PP, también escribió: Mentiras aguardan a aquél que usa la mente y el alma para gobernar los hechos insulsos de la diminuta y vencida prepotencia y La maldición de no pensar, la inutilidad de la grandeza, el
incumplimiento de la justicia, la magra acción de la actitud: Cobardía. Algo denso, ya digo, pero bastante didáctico, una vez desentrañado.
En todo caso, la frase del señor Rajoy me ayuda a entender porqué él considera irrelevante la cifra de más de cien mil malenterrados (españoles desaparecidos a todos los efectos) en cunetas y fosas comunes en éste país desde hace ochenta años: una exageración del dictador Franco (sólo el genocidio bajo el régimen de Pol Pot en Camboya nos supera).
Por no mencionar su propia y personal irrelevancia.
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