El G-20 es un foro de países constituído agregando al núcleo de países más industrializados (el G-7, integrado por Alemania, Canadá, EE.UU., Francia, Italia, Japón, y Reino Unido, ó G-8 si se añade Rusia) el grupo de 11 países de economía emergente tales como China, India, Indonesia, Brasil, Argentina, México, etc.); España, cuya posición a éstos efectos debe ser una perpetua incógnita e inclasificable a nivel mundial, participa en el foro como país invitado de forma permanente; es decir, para que tome nota de sus deberes y no se despiste. En ese foro es habitual que participen los jefes de Estado o responsables económicos del más alto nivel de cada país; Donald Trump como presidente de los EE.UU. debe tener su agenda política tan cargada que no ha podido asistir plenamente a la última reunión del G-20 en Hamburgo, y ha designado para que participe en su nombre...a su hija, Ivanka Trump; la explicación formal es que ella trabaja para la Casa Blanca -como asistente del Presidente, ¿quien mejor para asistirte que tu propia hija- y que, en todo caso, la delegación de cada país tiene la facultad de poder elegir a su representante, aunque quizá la causa pudiera ser el aislamento de Trump dentro del G-20 por su rechazo al acuerdo mundial sobre el clima. Al parecer, en las dos reuniones a las que ha asistido -ocupando un asiento entre la primera ministra de Reino Unido, Theresa May, y el presidente de China, Xi Jinping- Ivanka Trump ha permanecido en un inteligente -y permanente- silencio. Y eso que podría haber hablado, que ya en 2007 dió una charla de 30 minutos en Milwaukee (Wisconsin) sobre como hacer dinero, además de estar al tanto de muchos de los negocios del imperio económico de su padre, Donald Trump, y de estar casada con un empresario; ella asegura de sí misma que trabaja 13 horas al día para obtener su dinero (si fuera cierto, la verdad es que descontando lo que duerma, y la asistencia a eventos internacionales, tiene poco tiempo para disfrutarlo). No sólo éso, aún tiene tiempo para participar en foros que recaban fondos para facilitar el empoderamiento de las mujeres en economías en desarrollo (y lograr que haya más mujeres ricas, supongo). Sí, una auténtica campeona, como asegura su padre de ella.
Y nos quejamos de la monarquía como institución.
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