Porque parece ser que como resultado de la operación Lezo -cuanto hubiera agradecido el almirante que se acordaran de su apellido sólo para bautizar barcos de guerra- el juez Eloy Velasco imputa a Francisco Marhuenda y Mauricio Casals -director y presidente respectivamente del diario La Razón- un delito de coacciones según el artículo 464 del Código Penal (el artículo 464 prevé pena de prisión de hasta cuatro años y multa al que con violencia
o intimidación intentara influir directa o indirectamente en quien sea
denunciante, parte o imputado, abogado, procurador, perito, intérprete o
testigo en un procedimiento para que modifique su actuación procesal), coacción que supuestamente ejercieron sobre Cristina Cifuentes, para evitar que denunciara las
irregularidades dentro de la empresa pública de aguas de Madrid, Canal de Isabel II y en cuyas coacciones está igualmente
implicado Edmundo Rodríguez Sobrino, consejero delegado también del diario La Razón, además de hombre de confianza de Ignacio González y presidente de Inassa, filial de Isabel II en Sudamérica, y al que el mismo juez ya ha ordenado detener
Así es que creo que ha llegado el momento en que Cristina Cifuentes va a tener que pasar de hacerse la rubia, -hacerte la tonta, hacer como que no te enteras- a decolorar aún más su pelo: ahora tendrá que hacerse, al menos, la rubia platino, como Carroll Baker en Harlow, y aún así no creo que cuele: quiero decir que sólo se puede coaccionar a alguien mediante intimidación y como no creo que Marhuenda o Casals tuvieran la poca caballerosidad de aplicar una llave de lucha libre a la rubia -aún de bote- Cristina Cifuentes, yo imagino que la coacción ha debido basarse en obligarla a omitir parte de sus obligaciones a cambio de no dar publicidad a información que poseen y que afecta a la propia Cristina Cifuentes; vamos lo que viene siendo de siempre un chantaje o extorsión. Es un suponer, desde luego, pero parece lógico deducirlo teniendo en cuenta que Cristina Cifuentes lleva 36 años de militando en el PP (desde cuando aún no se denominaba Partido Popular) y que ha ocupado hace tiempo cargos directivos en ese partido, desde donde, evidentemente, ha debido obligatoriamente conocer información relativa a la corrupción dentro del PP de Madrid -aunque ya estuviera practicando lo de hacerse la rubia- sin que nunca haya tomado ninguna medida contra ninguno de los corruptos señalados en su partido y que vamos conociendo en sesión continua desde hace unos años.
En fin, que a ver cuan tonta -y cuán rubia- puede hacerse cuando se vea obligada a declarar ante el juez Velasco. Porque enterarse creo que ya se habrá enterado.
En fin, que a ver cuan tonta -y cuán rubia- puede hacerse cuando se vea obligada a declarar ante el juez Velasco. Porque enterarse creo que ya se habrá enterado.
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