lunes, 17 de abril de 2017

Inmobilitate perpetuum

España es un país que desde el siglo XVI no ha conseguido formar una clase directora; España es un país no digo disuelto, pero sí inorgánico, un país sin estructuras de dirección...no hay en España estos cuadros de mando, ésta aristocracia mudable, criticable y responsable que una sociedad necesita para existir.
Por otra parte, es menester que la democracia y sus procedimientos canalicen sentires, apetencias, preferencias anteriores a su misma existencia como sistema político. Y si estamos en un estado moral que se pudiera traducir con expresiones proverbiales o con modismos populares como aquello de "que se me dá a mí", "vamos tirando", "mañana será otro día", "dame pan y llámame tonto", si estamos en ese estado de miseria moral, ¿que va a canalizar la democracia sino podredumbre?. Este quizá sea uno de los motivos de la mala elección que repetidamente a través de la historia, de la corta historia democrática española, venimos presenciando en nuestro país.  
¿Pesimista análisis de la España actual? No; son palabras extraídas de una conferencia de Manuel Azaña (Grandezas y miserias de la política) que éste pronunció en Bilbao el 21 de Abril de 1934, hace, por tanto, más de tres cuartos de siglo. El pesimismo deriva, precisamente, de que son palabras que después de todo ese tiempo -en el que han transcurrido cuarenta años de dictadura y otros tantos de supuesta democracia- siguen siendo de aplicación a la situación actual, muy similar (y retrocediendo). Seguramente podamos celebrar -si llegamos- el siglo de la muerte de Azaña saludándonos como uno de sus personajes de La Velada en Benicarló: Salud...y supervivencia.
Sí, ya sé que en todas partes cuecen habas, pero es que en éste país, y con el ritmo político que llevamos, dentro de nada vamos a comenzar a comerlas crudas.

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