Hay
quien opina que es encomiable que Artur Mas haya finalmente comparecido
en el parlamento catalán para dar explicaciones sobre las numerosas
irregularidades fiscales atribuídas a Jordi Pujol y su familia, a
diferencia de lo que ocurre con el presidente del gobierno español y la
corrupción en el PP. Casi todo es opinable, pero el ejercicio de desmemoria del señor Mas en su comparecencia acabó siendo tan general
que lo cierto es que más que un acto de transparencia democrática acabó
siendo una burla a la ciudadanía como, por cierto, ya ocurrió cuando el
señor Rajoy intentó algo parecido en el parlamento español, en Agosto de
2013.
Ya
lo dijo Marx (Groucho): es preferible permanecer callado y que te
tomen por tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente. Y quien dice tonto, dice corrupto.
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