Mientras vemos a preferentistas reclamar en la calle lo que les
estafaron -seguramente pronto será difícil por ilegal o por imposiblidad
física de los estafados, cuya media de edad es elevada- nos enteramos
que Gerardo Díaz Ferrán, que fué presidente de CEOE, ese que nos decía
que había que trabajar más y cobrar menos mientras vaciaba de fondos sus
empresas y dejaba a sus empleados en la calle, gastó entre marzo de 2008
y octubre de 2009 -con cargo a su tarjeta oscura- la bonita suma de
80.000 euros, pagando 54 comidas en los restaurantes Cantoblanco,
propiedad de su concuñado, Arturo Fernández -hasta hace poco presidente
de CEIM- quien, por su parte, hacía lo propio. Mediante una sencilla
división comprobamos que cada una de esas 54 comidas importó unos 1500
euros de media; a 100 euros por cubierto -que ya es comer bien- resulta
también que debía pagar, además del suyo, el de 14 invitados...pero no
sigamos haciendo números: puedo acabar acusado de terrorismo epistolar y
limpiando ventanas en Soto del Real, al lado del señor Díaz Ferrán. Y
no creo que con éstos antecedentes me invitara ni a un vaso de agua en
el economato de la prisión.
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