En éstos tiempos en que todo decrece, se encoge y retrotrae de tal modo que nos hemos acostumbrado al eufemismo crecimiento negativo
-más bien un oxímoron-, el señor ministro de Hacienda en un alarde
incomprensible -si atendemos a la realidad y a los datos que la
corroboran- ha informado en sede parlamentaria con el mayor desparpajo
-incluso amenazando con una pizarra para hacerse entender- que "los
salarios no están bajando en España, están creciendo moderadamente"; tal
cual.
Y dado que es improbable que se esté refiriendo a los 47.000 nuevos millonarios españoles, porque no creo que éstos hayan llegado a ese nivel de riqueza cobrando un sueldo, sólo me queda una explicación plausible: el señor Montoro vive en otra España, distinta a la que habitamos la mayoría de los españoles. O bien, que más allá del síndrome de Hybris, esté aquejado del de ex-libris, consistente en dejar su nombre grabado en las guardas del libro de la historia de España de modo que se le recuerde por siempre, aunque sea para mal. Si fuera así, lo peor es que parece que este nuevo síndrome está resultando contagioso entre los miembros del gobierno.
Y dado que es improbable que se esté refiriendo a los 47.000 nuevos millonarios españoles, porque no creo que éstos hayan llegado a ese nivel de riqueza cobrando un sueldo, sólo me queda una explicación plausible: el señor Montoro vive en otra España, distinta a la que habitamos la mayoría de los españoles. O bien, que más allá del síndrome de Hybris, esté aquejado del de ex-libris, consistente en dejar su nombre grabado en las guardas del libro de la historia de España de modo que se le recuerde por siempre, aunque sea para mal. Si fuera así, lo peor es que parece que este nuevo síndrome está resultando contagioso entre los miembros del gobierno.
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